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Que los desarrolladores decidan o no aprovechar la totalidad del hardware ofrecido en consolas depende de muchos factores; hasta ahora, y tras décadas con varias generaciones de sistemas caseros, permanecen la idea y el hecho de que los proyectos de casa a cargo de estudios first-party son los que se ven mejor dada su cercanía con la tecnología y el cobijo de una compañía que también crea consolas. Sin embargo, los tiempos cambiaron y la brecha entre consolas y PC se cerró para convertir en tema de debate detalles como la resolución y la tasa de cuadros por segundo; incluso se dice que en un PlayStation o Xbox de última generación nos encontramos a media escalera —o más abajo— de lo que ya existe en computadora. Claro que esto no implica que el usuario de consola deba recibir una versión muy inferior con el pretexto del enfoque en sistemas con mayor poder, justo como está sucediendo con Xbox Series S, consola que hoy nos ocupa tras los lanzamientos recientes y las olas de críticas por lo que entregan en ella los estudios third-party. Esto contrasta y genera un conflicto con la campaña promocional de Microsoft y los planes de los estudios, y también con el hecho de que es el Xbox que más se vende. Este sistema representa un enredo porque es, en igual medida, una solución y un problema para todos los involucrados.
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Xbox Series S: sorpresa para unos, balde de agua fría para otros
En 2020 por fin tuvimos la revelación y el lanzamiento de las consolas de nueva generación de Sony y de Microsoft. En el caso de Xbox, la marca venía de su peor momento tras el fracaso del concepto de Xbox One, y bajo el liderazgo de Phil Spencer se puso en marcha una estrategia cuyo núcleo es la accesibilidad, o sea, la posibilidad de vivir la experiencia de juego a través de distintas opciones como dispositivos o hardware. Conscientes de que lanzar sólo una consola —por más poderosa que fuera— sería un suicidio de mercado, la división de juegos de Microsoft acompañó a su bestia Xbox Series X con un hermano menor llamado Xbox Series S, sistema inferior en precio y poder, pero con la capacidad de correr los juegos actuales y los que vienen para la llamada next-gen.
La oferta de Xbox Series S es una experiencia de nueva generación con límites establecidos en cuanto a alcances de resolución y cuadros por segundo, pero suficiente para lidiar con los videojuegos de hoy, gracias a sus especificaciones:
- CPU: Zen 2 de AMD custom de 8 núcleos a 3.6 GHz (3.4 GHz con SMT)
- GPU: 4 TERAFLOPS, 20 CU a 1,565 GHz con RDNA 2 personalizada
- RAM: 10 GB GDDR6 de 128 bits de ancho
- ALMACENAMIENTO: SSD NVME personalizado de 512 GB
El sitio oficial de Xbox Series S asegura que esta configuración es suficiente para correr juegos de nueva generación y cumplir con los estándares de su etiqueta "Optimizado o Versión de Xbox Series X|S", tomando en cuenta que nos encontramos en un periodo de transición entre consolas prolongado por problemáticas mundiales. La página oficial señala que esto permite: "...tiempos de carga sin precedentes, elementos visuales de mayor intensidad y velocidades de cuadros más estables de hasta 120 FPS sin precedentes. Entre ellos se incluyen nuevos títulos creados de forma nativa con el entorno de desarrollo de Xbox Series X|S, así como títulos ya publicados que se han rediseñado específicamente para Xbox Series X|S."
Obviamente, esto enciende el hype en materia visual, pues una consola tan barata y accesible tiene alcances, según Microsoft, que permiten a los videojuegos "aprovechar nuestra tecnología y procesadores personalizados de nueva generación, como Variable Rate Shading (VRS) y DirectX Raytracing acelerado por hardware, los juegos podrán disfrutar de entornos más dinámicos y realistas. Con DirectX Raytracing acelerado por hardware, esto significa cualquier cosa, desde una iluminación realista hasta reflejos precisos y acústica en tiempo real mientras exploras el mundo del juego".
Capaz para la nueva generación, pero conflictiva para el desarrollo de juegos
A partir de estas descripciones, lo común fue pensar en una experiencia estándar en 1080p a 60 cuadros por segundo y, en algunos casos, a 1440p con la misma tasa de fps, pero desde el inicio hubo dudas, tanto en la comunidad como entre los desarrolladores, sobre las posibilidades a corto y mediano plazo de la GPU y la memoria.
La crítica surgida de las entrañas de algunos estudios no se hizo esperar, y señaló las limitaciones de GPU o RAM, dejando entrever que hoy más que nunca se busca enganchar a las consolas a los estándares de PC, tal vez no para ponerse al tú por tú en la cima porque eso implicaría un hardware capaz en rendimiento e imposible de venderse en el mercado, pero sí para ir sobre un mismo camino de desarrollo. Desde esa perspectiva, Xbox Series S se convirtió en el miembro de la familia que no ha hecho su maleta a unas horas de salir de vacaciones y al que hay que esperar porque, aunque quieras, no puedes abandonar.
Si bien después del lanzamiento Xbox Series S lució gracias al sistema Smart Delivery y las mejoras que implica, así como al FPS Boost, desde el inicio los estudios jugaron con la posibilidad de salirse con la suya limitando la experiencia de juego a 30 cuadros por segundo mientras presumían todo lo que se podía alcanzar en Xbox Series X. ¿El resultado? Una ola de críticas de usuarios de Xbox Series S que llevó a trabajar en actualizaciones para aumentar la tasa de fps. Desde el comienzo se manejó la idea "del sacrificio": cambiar una cosa por la otra; un alma por otra alma, en términos de The Avengers... como sucedió con Assassin's Creed: Valhalla, cuyo rendimiento inicial era a 30 fps, pero tras el update aumentó a 60 en Modo Rendimiento, lo que sacrificó la resolución de forma importante, como se reportó en su momento a través de Kitguru.
Conforme pasó el tiempo, hubo más cuestionamientos en torno a lanzamientos y más críticas cuyos protagonistas eran versiones de tal o cual videojuego en Xbox Series S. 505 Games y Remedy criticaron el hardware de la consola y ofrecieron la versión de Control en un modo rendimiento a 60 fps, pero con resolución 900p y posibilidades de escalado a 1080p (vía WePublishNews). El tan cantado exclusivo temporal The Medium, optó por pasar de largo del trazado de rayos en Xbox Series S, y lo ofreció sólo en Xbox Series X (vía NME). Quantic Dream, ya como estudio sin compromiso con Sony y abierto a posibilidades multiplataforma, advirtió sobre la presencia de Xbox Series S señalando el riesgo de que los desarrolladores tuvieran que asegurar el funcionamiento óptimo —no sólo bueno— en esta consola limitando lo que podrían hacer en un XSX o un PS5.
4A Games, desarrolladores de Metro, fueron directos en su crítica argumentando que sus herramientas de desarrollo trabajan con un estándar 4K a 60 cuadros por segundo, y la simple presencia de Xbox Series S representó una dificultad porque tuvieron que hacer ajustes para asegurar el buen rendimiento de sus juegos en la consola debido a sus límites en RAM y GPU. Techland, creadores de Dying Light 2: Stay Human, respondieron a las críticas por los 30 fps en Xbox Series S asegurando que el GPU de la consola los limitaba, pero después cambiaron el discurso diciendo que "es un hardware maravilloso" y arreglaron todo con un parche que aseguró la tasa de fotogramas que hoy debería ser estándar.
The newest patch for Playstation and XBOX is live!
— Dying Light (@DyingLightGame) March 11, 2022
In this patch, we are tackling numerous issues reported by our players.
For the list of updated content, check our website!
Thank you for your continuous support!#DyingLight2 #StayHuman pic.twitter.com/NMJx5E6004
El polémico, escandaloso y malogrado Cyberpunk 2077 también fue víctima de críticas específicas al lanzar la esperanzadora versión Next-Gen pero con limitantes en Xbox Series S. Esto provocó una tonelada de comparativas con el rendimiento en Xbox One X, donde la otrora consola más poderosa del mundo tenía mejores posibilidades para el videojuego de CD Projekt RED. Incluso el accidentado Halo Infinite (vía reddit), incapaz de ser el ícono que se esperaba para la nueva generación de Xbox, sufrió cambios de último momento para Xbox Series S, lo que frustró el deseo de algunos jugadores que compraron la consola, ya fuera por precio o disponibilidad, pensando en ella como hardware capaz de correr de buena forma los títulos de esta nueva generación.
Estos y otros videojuegos vieron cambios posteriores en su versión para Xbox Series S, gracias a que los jugadores alzaron la voz para pedir un rendimiento adecuado en un hardware que tiene la capacidad para ello. Es raro encontrar opiniones o quejas donde se pidan milagros, pues la mayoría de usuarios está consciente de que Xbox Series S es una consola limitada, sin embargo, saben que puede dar para más.
¿Qué pasó? Que con el paso de estos meses, Xbox Series S se convirtió en una solución y un problema para todos.
Darle poder a mis sueños, pero qué pasa si alguien no quiere que se cumplan
Partimos de la idea de que Microsoft está cumpliendo porque ha entregado un hardware inferior a su consola más poderosa, pero un paso hacia adelante de su generación anterior y con elementos suficientes para asegurar el buen rendimiento —no óptimo— de un videojuego. También hay que tomar en cuenta que nunca en la historia de las consolas se había construido un entorno de desarrollo tan estandarizado y atento a las necesidades de los estudios. Para esta nueva generación, tanto Sony como Microsoft pusieron atención a los requerimientos de los desarrolladores, evitaron cualquier dificultad y apuntaron a procesos más simplificados y alejados de las particularidades de generaciones anteriores.
Sin embargo, y para este caso, Microsoft se topó con una realidad tan añeja como las consolas: no puedes obligar a alguien a que saque el máximo provecho de tu hardware, y el tercero no lo va a hacer si no conviene a sus intereses. La industria de los videojuegos tienen una enorme parte creativa donde está involucrado todo tipo de genios, artistas y punks, pero también tiene oficinas, personal administrativo y hojas de Excel donde se definen y ajustan procesos de desarrollo a partir de los márgenes de ganancia, así que invertir más de lo planeado para cumplirle a Xbox Series S y su potencial real no parece una acción prioritaria, al menos hasta que haya reacciones de los jugadores.
Nadie duda de que todo aquello que esté bajo el manto de Xbox Game Studios sacará provecho de Xbox Series S —sólo porque se trata de proyectos de casa; sin duda, ese es un factor de motivación si se toma en cuenta la cantidad de estudios y videojuegos en desarrollo que tienen. Pero ¿qué pasa en materia de juegos third-party? Este cuestionamiento sale a la luz por la misma propuesta de una consola pensada únicamente para un entorno digital con una plataforma como Xbox Store, donde las ofertas están a la orden del día. Los resultados son variados, pero en los casos en que no hay presión mediática, lo que se obtiene es una versión de Xbox One con un poco de mejoría y la promesa, en sitios o canales oficiales, de que la verdadera y real experiencia Next-Gen está en Xbox Series X.
Desde hace mucho tiempo compro videojuegos para Xbox por la regionalización de precio y porque el costo es muy amigable para mi bolsillo; precisamente esa fue parte de mi motivación para adquirir un Xbox Series S al experimentar los límites de Xbox One. Lo que obtuve, como dice en el párrafo anterior, son resultados en todas direcciones que me han llevado a cuestionar si esta etiqueta "Xbox Series X|S" significa algo realmente para los poseedores de un Xbox Series S, algo que genera un problema de percepción respecto a la oferta de actual generación de Microsoft, pues quizá en los próximos meses o años ese sticker que acompaña la portada de un videojuego no tenga relevancia para esta pequeña pero poderosa consola.
Mientras eso pasa entre Microsoft y los desarrolladores, el mercado y el contexto se encargan de jugar otra mala pasada: la escasez. Xbox Series X|S debutaron en noviembre de 2020, en medio de una pandemia que marcó un antes y un después para muchas sociedades, pero que también impactó las líneas de fabricación, distribución y venta. Xbox Series X se convirtió en una consola difícil de encontrar en los mercados más importantes; al mismo tiempo, Xbox Series S se erigió como salvadora de Microsoft en el sector al posicionar a la marca en el segundo lugar en lo que va de esta generación, por debajo de Switch pero encima de PS5, gracias a que es fácil producirla, en comparación con esas consolas superiores en specs. Daniel Ahmad, analista de Niko Partners, dice:
Series X is similar to PS5 in that it's harder to produce, supply constrained + some are being used for xcloud
— Daniel Ahmad (@ZhugeEX) March 15, 2022
You can produce more Series S consoles with less resources
It's also $299, has an attractive offer w/ Game Pass and is on shelves more than PS5 / Series X. Good combo
Xbox Series S se levanta como solución, pero también como problema porque, a final de cuentas, es el Xbox más vendido en este momento y seguirá siéndolo los próximos meses debido a que la escasez no se ha solucionado y tiende a empeorar por la guerra. Este ascenso de la consola implica mayor tensión, pues se enfrenta a la renuencia de los estudios third-party para explotar a full su poder, mientras Microsoft tiene las manos atadas porque son decisiones que son sólo de los editores y desarrolladores.
¿Qué perspectiva nos queda para el futuro? En este momento, cada lanzamiento importante que considera Xbox Series S como opción viene acompañado de preguntas de los usuarios, como ¿por qué no está en 1440p? ¿Por qué no corre a 60 fps? ¿Por qué no hay soporte para trazado de rayos? ¿Por qué no hay opciones gráficas desde el lanzamiento (Modos Rendimiento y Calidad? Si eso está pasando en este momento de transición entre generaciones y los primeros trazos de las propuestas de una nueva generación, el futuro inmediato luce poco prometedor o complicado, por lo menos. Para hacer valer al Xbox Series S habrá que ser puntual y ruidoso al manifestarlo a los desarrolladores, algo que no tendríamos que hacer como consumidores.
Xbox Series S: solución y problema para todos
Para bien o para mal, Xbox Series S se está convirtiendo en solución y opción de Xbox en una situación donde las condiciones del mercado están alteradas y no tienen para cuando mejorar. Al mismo tiempo, se está convirtiendo en un problema para los estudios que parecen clamar su desaparición para que todo salga para Xbox Series X. Como solución, carga sobre sus hombros a la marca y el concepto Xbox Series X|S, mientras la consola más poderosa, pero con menor disponibilidad, se lleva el crédito; como problema, se está posicionando como una consola en las manos de muchos usuarios que no tardarán en preguntar a los estudios, o al mismo Xbox, qué pasa con todas esas características y posibilidades de juego de nueva generación que se anuncian en el sitio oficial y que forman parte de su campaña promocional y están ausentes en la consola que compraron.
Xbox no querrá que su marca "Xbox Series X|S" se diluya a causa de lo que sucede con el hermano menor de la consola más poderosa del mundo, pero los desarrolladores no quieren lidiar con esas especificaciones porque quieren dar el salto definitivo a una nueva generación. Ambos bandos... ¿están estancados? ¿Son caprichosos? Lo cierto es que hoy, Xbox Series S es, al mismo tiempo, una solución y un problema para la industria, para las compañías, para los estudios y para los jugadores.
Video: ESPECIALES - Diferencias entre Xbox Series X y Series S - ¿CUÁL COMPRAR?
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