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Con The Evil Within, Tango Gameworks dejó claro al mundo que es un estudio con la capacidad suficiente para desarrollar experiencias de terror tan memorables como escalofriantes. Con eso en mente, parecía un paso natural que su siguiente paso fuera crear una tercera entrega que estuviera construida sobre las bases de lo anterior para entregar algo más grande y más terrorífico, y así, dar un golpe de autoridad en el mundo de los survival horror.
Sin embargo, en Tango Gameworks entienden que hay pocas cosas tan poco aterradoras como lo desconocido. Es quizá por esto que el estudio decidió que The Evil Within III podía esperar y que era momento de hacer algo nuevo. Algo que se alejara de los survival horror, sin dejar el terror de un lado. Es de ahí de donde surge Ghostwire: Tokyo, una aventura en primera persona que quiere transportar a los jugadores a un Tokio desolado.
En los últimos días, tuve la oportunidad de disfrutar los 2 primeros capítulos de Ghostwire: Tokyo. En estas primeras horas de juego pude aprender varias cosas sobre lo nuevo de Tango Gameworks y lo primero que te adelanto es que pinta para ser uno de los juegos más interesantes de 2022.
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Como seguramente ya sabes para estas alturas, Ghostwire: Tokyo te pone en la piel de Akito, un sujeto común y corriente que logra sobrevivir a un fenómeno en el que toda la población de Japón se desvanece físicamente para convertirse en espíritus que están a merced de los Visitantes, criaturas fantasmales que quieren capturarlos y erradicarlos. Akito logra sobrevivir porque su cuerpo es invadido por el espíritu de K.K., un detective sobrenatural que sabe que este fenómeno paranormal es culpa de Hannya, un enmascarado que cree ser el salvador de las almas humanas.
Lo primero que hice en Ghostwire: Tokyo fue acompañar a Akito y a K.K. a un hospital. Se trata de algo importante para ambos personajes, pero por razones muy diferentes. Mientras que K.K. lo ve como una oportunidad para descubrir la gravedad de la situación e intentar pillar a Hannya, Akito necesita ir para calmar su ansiedad, puesto que ahí se encuentra hospitalizada Mari, su hermana. En su camino confirman que las acciones del villano provocaron que Tokio pasara de ser una ciudad sumamente ocupada a convertirse en una donde la supervivencia dejó de ser garantía. La evidencia más clara de esto la tenemos en que el hospital, sitio que debería ser inmensamente seguro, está repleto de seres espectrales que atacan al verte.
En la secuencia del hospital aprendí qué clase de juego es Ghostwire: Tokyo y me quedó claro que, además de ser un juego de acción en primera persona, se atreve a coquetear con otros géneros. Resulta que su bucle de gameplay te tiene explorando diferentes cuartos donde deberás derrotar a enemigos utilizando las habilidades mágicas que K.K. concedió a Akito. Se trata de hechizos inspirados en el ritual de gestos Kuji Kiri y básicamente funcionan como si fueran pistolas de un FPS, con todo y munición (que aquí es conocido como éter). El combate es sencillo en su mayoría, aunque la variedad de enemigos y hechizos te obliga a variar tus ataques para eliminar a tus rivales en la menor cantidad de tiempo posible y optimizar tu uso de éter. En caso de que así lo prefieras, puedes usar el sigilo para acercarte a los Vigilantes y atacarlos para derrotarlos de un golpe o, por lo menos, hacerles una cantidad significativa de daño.
Cuando digo que Ghostwire: Tokyo coquetea con otros géneros es porque, por momentos, recuerda a un inmersive sim como Prey o BioShock, aunque se trata de algo completamente diferente. Suena extraño y es una idea que me ha costado aterrizar, pero déjame te explico: en mi tiempo con Ghostwire: Tokyo no encontré elementos característicos de los inmersive sim, como espacios bien construidos e interconectados, tampoco hay puertas que tengas que abrir con claves, ni te deja varias opciones para solucionar sus desafíos. Sin embargo, el ritmo en el que se mueve Akito, así como la forma en la que te aproximas al combate tiene un saborcito a inmersive sim que me hace sentir que tuvo cierta influencia de los grandes del género.
Si bien el Capítulo 1 me mostró las bases de Ghostwire: Tokyo, fue el segundo episodio el que me dejó ver las formas en las que el juego puede brillar. Lo que pasa es que aquí se abre el mundo para que puedas explorar las calles de Tokio con relativa libertad. Quiero dejar algo claro: Ghostwire: Tokyo no es un mundo abierto, es más bien como un mapa semiabierto que recompensa la exportación y que poco a poco te va a dando acceso a más zonas. Verás, al inicio casi todo el mapa está repleto de una neblina que daña a Akito y tendrás que buscar arcos Torii para purificarlos y tener acceso a más áreas del mapa.
Digo que Ghostwire: Tokyo recompensa la exploración porque hay cosas a descubrir. Puede ser que en una esquina encuentres dinero para gastar en la tienda o a un espíritu abandonado que te dará experiencia (sí, Ghostwire: Tokyo tiene un sistema de progresión básico para que mejores tus ataques y habilidades). Igual habrá algunas almas en pena que necesitarán tu ayuda y, si aceptas extenderles tu mano, iniciarás una misión secundaria. Si bien ninguna de estas misiones me voló la cabeza, creo que se trata de contenido de calidad que cuenta pequeñas historias que vale la pena conocer; en especial, porque varias están inspiradas en leyendas urbanas de Japón, así que los fanáticos de la cultura de ese país tendrán mucho de dónde exprimir.
Ten en cuenta que todo se lleva a cabo en un Japón que carece de vida humana. Mi única compañía en estas calles eran los peligrosos Visitantes, así como perros y gatos dispuestos a ayudar o yokais, que me dieron una mano o que felizmente adoptaron mis monedas a cambio de objetos cotidianos que me ayudaron en el combate o me sacaron de un buen apuro.
En lo poco que he escrito sobre Ghostwire: Tokyo seguramente notaste que utilicé palabras como Oni y yokai en lugar de demonios o espíritus. Esto se debe a que Tango Gameworks creó un juego que lleva el folclore japonés en el corazón. Si bien nunca parece que la intención del estudio fue recrear Tokio de manera realista, mis primeras horas en esta aventura me hicieron sentir en esa ciudad japonesa. Desde la planeación urbana hasta la arquitectura, los muebles en las habitaciones, los detalles en las tiendas de conveniencia, todo en Ghostwire: Tokyo te hace sentir en Japón. Tiene una ambientación que sólo puede compararse con lo que RGG Studio logró con la creación de Kamurochō y otros distritos de la serie Yakuza. Es un nivel que únicamente los desarrolladores nativos de Japón pueden alcanzar.
La ambientación de Ghostwire: Tokyo no sólo sorprende por hacerte sentir en Japón. También brilla por el fenomenal terror que maneja. Aquí quiero ser claro: no se trata de un juego de horror y en ningún momento sentí miedo o mucha tensión; entonces, ¿por qué rayos hablo de terror? Lo que pasa es que presenta secuencias y pasajes que son tan insólitos que resultan fascinantes. No quiero entrar en muchos detalles porque temo que eso pueda quitar un poco de la magia cuando lo juegues, pero te diré que quedé enamorado de pasajes donde todo se torna tan extraño que es como estar en una pesadilla alucinante en la que tienes que correr por tu vida. A eso se suman los terroríficos Visitantes, que están basados en leyendas urbanas japonesas o en todo el misticismo del folclor de este país.
Por lo poco que pude jugar, Ghostwire: Tokyo me parece una gran apuesta por parte de Tango Gameworks. Aún hay mucho más que debo jugar para poder entregar un análisis definitivo, pero mis impresiones iniciales son ampliamente positivas. Desde que se anunció fue un juego que me emocionó mucho y, por ahora, mis expectativas se han cumplido. No puedo esperar para poder regresar a Tokio y poner fin a lo que sea que Hannya está planeando.
Ghostwire: Tokyo se estrenará el 25 de marzo de 2022 en PlayStation 5 y PC. Ya que se trata de una exclusiva temporal de PS5 en consolas, su lanzamiento en Xbox Series X parece cuestión de tiempo. Puedes saber más sobre este proyecto si haces clic aquí.
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