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Los juegos de terror en primera persona son tendencia del género desde hace una década. El fenómeno de Amnesia desató una oleada de juegos independientes que exploraron esta perspectiva hasta convertirla en un subgénero. La propuesta más nueva es Ikai, un juego de terror psicológico ambientado en el Japón feudal. En LEVEL UP tuvimos acceso a un previo de este juego desarrollado por el equipo español Endflame. ¿Quieres conocer más detalles? A continuación, te cuento mi experiencia.
Un tributo al sintoísmo y la cultura de Japón
En Ikai tomamos el papel de Naoko, una sacerdotisa que cuida un templo remoto en la ausencia de su tío y, mientras cumple con sus tareas, descubre un misterioso altar en el bosque. Al investigarlo libera por accidente numerosos onis y yokais que se apoderan del templo y los alrededores. Naoko, al ser la sacerdotisa encargada, debe suprimir a los espíritus malvados mediante la creación de sellos con kanjis sagrados.
El juego es fiel a los elementos y las mecánicas típicas del género; por ejemplo, la ausencia de armas o habilidades de ataque para crear más tensión al explorar los escenarios. Otro elemento típico es que los acertijos son ambientales, es decir, están integrados con el escenario.
El audio es muy envolvente, tiene bastantes detalles y aporta mucho a la atmósfera del juego: la madera rechina con los pasos de Naoko, se escuchan golpes y rasguños en distintas habitaciones, hay voces que vienen de objetos poseídos y el bosque se siente sometido por las fuerzas malignas. A pesar de todo esto, me pareció decepcionante que ninguno de los sonidos fuera contextual; por ejemplo, los rasguños, los golpes repentinos o los pasos lejanos ocurren al azar y, una vez que entendí que nada era orgánico, fue fácil acostumbrarme a ellos. Que estos elementos del audio no fueran un motivo para mantenerme alerta va en detrimento de la esencia del horror.
Por otra parte, los elementos visuales de Ikai refuerzan lo tétrico: las habitaciones están medianamente iluminadas por velas y la luz da un aspecto lúgubre a los objetos, las paredes y las puertas corredizas tienen texturas que las hacen lucir antiguas, los muebles, los adornos, los cubiertos y demás cosas están repartidos de manera muy orgánica. Todo esto nos transporta muy bien a un típico espacio rural de Japón que, al ser culturalmente diferente a Occidente, aporta mucho al horror en el juego.
Uno de los aspectos más interesantes de Ikai son unas hojas repartidas por los escenarios. Estas contienen dibujos de estilo sumi-e con las descripciones de diferentes tipos de demonios japoneses tradicionales. La información sirve para 2 cosas: recopilar un bestiario para entender cómo se comportan los entes malignos del juego, y dar el contexto cultural de los onis, los yokais y sus leyendas.
La dificultad de dibujar un sello
Por lo que pude ver en el previo, Ikai está estructurado en 2 partes principales: tensas escenas de exploración y frenéticas secciones de persecución; ambas tienen sus propios puzzles. La mecánica de dibujar sellos para hacer hechizos es bastante interesante, principalmente porque requiere precisión y el juego no se detiene mientras el usuario ejecuta los trazos; esto añade un buen nivel reto, puesto que es necesario crear sellos mientras Naoko está a mitad de las persecuciones. El juego también tiene un elemento de sigilo, así que no siempre es necesario salir corriendo; a veces Naoko debe agacharse para pasar desapercibida.
En cuanto al horror, la atmósfera es muy buena, los elementos del escenario son perturbadores, los momentos de tensión son buenos, pero me parece que todo se viene abajo porque no existe penalización por perder. Los continues son ilimitados y los checkpoints son abundantes; esto afecta el ritmo del juego porque todo se vuelve un ciclo de prueba y error, algo que a su vez diluye el terror. Desafortunadamente, esto reduce a Ikai a una colección de jumpscares, que no es mi terror favorito. El terror que disfruto es en el que debo evitar a toda costa mis errores porque hay algo muy peligroso allá afuera y, si fallo, algo terrible va a ocurrir.
Otra cosa que me parece que rompe un poco la atmósfera es la voz de Naoko. La sacerdotisa narra constantemente sus acciones, algo problemático cuando usa una voz monótona y calmada, que resulta incongruente con la situación que está viviendo. Naoko no suena sorprendida ni aterrorizada por lo que ocurre, y eso se siente fuera de lugar. Ikai tiene voces en inglés o japonés, pero ambas actuaciones suenan similar.
En conclusión
Luego de probar el previo de Ikai puedo decir que es un juego interesante, principalmente por sus elementos culturales y porque logra transportar al usuario a un remoto templo del Japón feudal. Visualmente es encantador, el diseño de los onis y los yokai es aterrador, el audio es envolvente y los espacios se sienten orgánicos porque es posible interactuar con la mayoría de las cosas, incluso si no tienen alguna utilidad. A pesar de todo esto, siento que se beneficiaría si fuera menos condescendiente con el usuario o si incluyera opciones de dificultad para los veteranos de los juegos de terror.
Ikai es prometedor, sobre todo considerando que es un trabajo independiente. Tiene más cosas buenas que malas y se nota el esfuerzo por parte del equipo de Endflame. Los puzzles son decentes y la mecánica de dibujar los sellos le da mucha identidad; en definitiva, ésta fue mi parte favorita del juego. Los fanáticos de las experiencias tipo Amnesia, Bendy o Blair Witch pasarán un muy buen rato encarnando a Naoko. Personalmente, me quedé con curiosidad de conocer el desenlace de la historia, así que estoy lista para ponerme el traje tradicional de una miko, regresar a ese templo y terminar de exorcizarlo, algo que todos podremos hacer el 29 de marzo de 2022. Chécalo en Steam.
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