El antropomorfismo, es decir, la práctica de dar forma humana a cosas que no lo son, se ha hecho presente en nuestra cultura a través de películas, fábulas y, por supuesto, videojuegos. Podríamos decir que Disney es el mandamás en estas artes, pero también hemos visto propuestas importantes de otras compañías con excelentes resultados. Es muy interesante el efecto que tienen los personajes humanizados en las audiencias, ya que su condición no sólo se refleja en su fisonomía, sino en su comportamiento; se trata de un recurso que puede servir para dar un mensaje o simplemente para transmitir una idea divertida, irreverente o disparatada.
Rare, un estudio que se ha caracterizado por desarrollar ideas y conceptos que salen de la norma, nos regaló uno de los títulos más emblemáticos y difíciles para el NES: Battletoads. Publicado por Tradewest, la primera entrega de este trío de sapos con nombres tan peculiares (Zitz - Granos, Rash - Sarpullido y Pimple - Espinilla) se convirtió en un clásico instantáneo del cual estaremos hablando en una futura edición de esta honorable sección. Por ahora quiero que nos enfoquemos en la secuela que apareció en la siguiente generación: Battletoads in Battlemaniacs. ¿La razón? Creo que se trata de un título un tanto infravalorado, sobre todo es muy bueno, y nunca tuvo el alcance de la primera parte. Sin embargo, el buen uso del material de origen funcionó a su favor para ser digno de recordar.
La intro del juego, como usualmente sucede, expone el argumento de manera cinematográfica y desde aquí se puede ver una vez más esa grandiosa atmósfera noventera que inundaba a los títulos de aquellos días. Los héroes llegan en su helicóptero a las instalaciones de Psicone en la zona norte del Tíbet, todo esto mientras corren los breves créditos en la parte inferior de la pantalla. Este detalle siempre me ha gustado mucho, porque me parece que los desarrolladores se mofan de sí mismos al incluir elementos de película B que, lejos de demeritar el producto, le dan un aspecto único y perfectamente explotable en un videojuego. En fin, la comitiva es recibida por el Profesor T. Bird, quien les muestra el nuevo proyecto de Psicone, un sistema de juego en realidad virtual llamado T. R. I. P. S. (Total Reality Integrated Playing System). Las cosas se salen de control cuando uno de los villanos sale de la pantalla y toma como rehén a Michiko Tashoku, hija de Yuriko Tashoku, directora general de Psicone. Es aquí en donde viene la pobre justificación sobre la ausencia de Zitz como personaje jugable, pues al intentar ayudar a Michiko recibe un tremendo garrotazo que lo deja fuera de la jugada. El oscuro personaje lleva a la chica al mundo artificial conocido como “The Gamescape”, mientras uno de los secuaces de la infame Dark Queen, Silas Volkmire, aparece en la pantalla y revela su maléfico plan: convertir el mundo en una versión de Gamescape. Además les informa que sus amigos están en poder de Dark Queen, por lo que Rash y Pimple se disponen a entrar al mundo creado por Psicone para rescatarlos.
El modo de juego es similar al de su antecesor: golpeas con el botón B y saltas con el A o el Y, pero con el X puedes levantar o bajar a los enemigos. Las animaciones de los golpes de Pimple y Rash destacan por su creatividad. Como movimientos finales vemos un gran martillo o una bola con cadena, entre muchos otros, pero el que más me gusta es el que se puede ejecutar al tener a un enemigo a cada lado. Cuando esto sucede, tanto Rash como Pimple tienen la habilidad de saltar en su lugar y abrir los brazos para propinar sendos puñetazos a los enemigos. Es una verdadera lástima que este movimiento sólo se pueda llevar a cabo en la primera escena.
Battletoads in Battlemaniacs tiene 2 protagonistas cuya personalidad quedó plasmada en cada segundo del juego. Las animaciones aportan un sentimiento noventero muy especial con esa actitud “cool” que caracterizó a la época. Si dejas a los personajes sin moverse, empezarán casi inmediatamente a hacer algo para llamar tu atención y animarte a continuar, todo esto a través de expresiones faciales o gestos con las manos. Se nota que Rare cuidó cada detalle e hizo todo lo posible por darle a su creación un sello distintivo que lo separara de un famoso cuarteto de tortugas expertas en artes marciales cuyo maestro es un roedor. Creo que el estudio británico lo logró a pesar de las obvias comparaciones.
Supongo que por simplicidad, Battletoads in Battlemaniacs está clasificado dentro del género beat ‘em up, pero a lo largo de sus 6 niveles nos presenta mecánicas de juego en las que golpear enemigos resulta secundario, volviéndose mucho más importante la observación y la habilidad con el control. Si, como yo, jugaste primero la versión de NES, sabrás que los escenarios de la entrega de 16 bits son una reinterpretación del material original. No sé si fue por cuestiones de tiempo o presupuesto, pero habiendo tenido una experiencia tan completa, hubiera sido genial que en el Super Nintendo se hubiera incluido al menos el mismo número de niveles que en la primera iteración. Sin embargo, se agradece el esfuerzo por parte de Rare de refrescar y modernizar el aspecto único de la franquicia y trasladarla de forma tan destacada a una consola cuyas características permitieron darle forma y consistencia al proyecto.
Mi nivel favorito es el 5 (Tracktors), en el que debes moverte sobre una especie de scooter que se desliza sobre una tubería mientras te persigue una rata con una sierra. Aunque no es tan difícil como la escena 11 de la primera parte, sí es un reto importante que pone a prueba tus habilidades. Es prácticamente indispensable que te aprendas la ruta si no quieres acabar rebanado por tu contrincante. Insisto, no se sienten la misma presión y adrenalina que en su contraparte anterior, pero es muy emocionante. Creo que faltó una pelea final con el jefe, por cierto.
Además de los 6 principales, existen 2 niveles de bonus que son bastante largos para ser algo adicional. No es una queja, pero siempre me ha llamado la atención que hayan hecho el juego más corto y que, en contraste, hayan destinado tanto tiempo a estas escenas. Aunque los colores y la música son distintas en cada una, el objetivo es el mismo: recolectar pinos de boliche para acumular puntos que al final se “intercambian” por vidas. Debo decir que la ambientación de estas 2 secciones siempre me ha volado la cabeza. No sé a quién se le ocurrió darle ese aspecto de Alicia en el País de las Maravillas, con naipes y piezas de ajedrez gigantes, así como el suelo con patrón cuadriculado. También me gusta mucho que al fondo se vean estrellas y planetas, ya que con esos elementos se refuerza la idea de que se trata de un mundo fantástico creado por Psicone. Finalmente, el efecto de reflejo sobre la superficie está muy bien logrado y le agrega una capa de profundidad muy especial.
Un punto a destacar de Battletoads in Battlemaniacs es la música, que enriquece el contexto y te hace sentir mucho más involucrado con lo que sucede en la pantalla. Este efecto se da desde el primer momento, cuando observamos la cinemática de inicio y se nos revela de qué va nuestra aventura. ¿Quién crees que trabajó en estas composiciones? Así es, no podía ser otro que el gran David Wise, quien en esos años aprovecharía al máximo su creatividad y recursos del sistema para musicalizar Donkey Kong Country. Todo el soundtrack vale la pena, pero las 2 piezas que más me agradan son las de las escenas de bonus. Además de apreciarlas por su calidad, es muy curioso que sean piezas distintas; es decir, lo que normalmente sucede con esos segmentos de un juego es que se usa la misma melodía, pero en este caso se decidió echar más carne en el asador obteniendo muy buenos resultados.
Curiosidades
- Se hizo un port para SEGA Master System que salió en 1996 en exclusiva en Brasil.
- En la primera parte tampoco son jugables los 3 sapos, ya que Pimple es el secuestrado en ese caso.
- El compositor en la versión de SEGA Master System fue Matt Furniss, quien quiso imitar las tonadas de Wise, pero el resultado ni siquiera se acerca a lo que escuchamos en el Super Nintendo. Las escenas de bonus no tienen música y los efectos de sonido parecen de Atari 2600.
¿En dónde puedo jugarlo actualmente?
- Super Nintendo
- SEGA Master System (port)
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Una vez que derrotas a Dark Queen y piensas que ya todo terminó e incluso sueltas el control para disfrutar de tu victoria, se presenta una especie de epílogo en el que el Profesor T. Bird te pide que lleves a cabo una última misión; evitar el escape de Silas Volkmire. Los sapos abordan su helicóptero y derriban la nave enemiga con misiles. Cabe mencionar que si tu puntería no es buena y el villano logra escapar, hay un ligero cambio en el final. Me parece que esto lo hicieron para no dejar al personaje de Volkmire como un cabo suelto, ya que a lo largo de la historia quien brilla como la antagonista es, evidentemente, Dark Queen. Aún así, creo que fue un buen detalle para cerrar.
Battletoads in Battlemaniacs es un digno homenaje al gran hit que lo precedió. Aunque su corta duración, menor cantidad de enemigos y nivel de dificultad inferior demeritan un poco la experiencia, no deja de ser un buen exponente de los clásicos de aquella época y un esfuerzo notable por parte del equipo desarrollador de Rare, el cual siempre será recordado por las verdaderas obras maestras que produjo en la era del cartucho para las plataformas de Nintendo y muchas otras. Como siempre, ha sido un gusto estar contigo; te estaré esperando en nuestro próximo #ViernesRetro.
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