Como siempre, es un gustazo verte por aquí. Con el juego que hoy nos ocupa recordé una época muy grata de mi historial gamer: la del Nintendo Entertainment System. Más específicamente, el contacto que tuve con su equivalente japonés; es decir, el Famicom, mejor conocido como “Family” en nuestro territorio. En aquel entonces pensaba erróneamente que tanto el Family como sus cartuchos eran piratas, pero debo reconocer que gracias a su llegada pude disfrutar algunos títulos interesantes o versiones distintas de los que ya conocía.
Curiosamente, la primera vez que jugué Super Mario Bros. 3 fue con el cartucho de Famicom. Ya sabes, en el NES, pero con un adaptador. Recuerdo que esa versión tenía un cheat oculto con el que podías sacar cualquier objeto en el inventario al presionar SELECT. Tal vez se trataba de un hack o algo así, lo cual era muy común en ese tipo de cartuchos en aquel entonces. Actualmente todavía conservo algunos, como Rockman 4 o Battletoads.
Pero bueno, el tema es que Castlevania Special - Kid Dracula sólo estaba disponible en el mercado japonés, por lo que los de occidente lo conocimos de esa manera. Es un juego de plataformas muy bien logrado, con efectos de sonido y música que le dan un tono muy infantil, pero con algunos escenarios que hacen alusión a la saga de los Belmont. Son varios los juegos que me recuerda Kid Dracula, pero creo que el más evidente es Mega Man, por 2 razones: si dejas presionado el botón de ataque, acumulas energía y tus golpes son más poderosos, como sucede con el Mega Buster a partir de la cuarta aventura del bombardero; además, al ir venciendo a los enemigos, vas obteniendo armas, tal como en el caso del robot azul. A diferencia de lo que sucede en la saga de Capcom, en Kid Dracula las “municiones” no se acaban, salvo en el caso de las habilidades de convertirse en murciélago o invertir la gravedad para caminar sobre el techo, en donde tienes un tiempo límite de 5 segundos.
Kid Dracula cuenta con 9 niveles con distintos ambientes y enemigos. Tal vez suena como si fuera un juego muy largo, pero las escenas son breves y todas tienen un jefe final relativamente fácil de vencer. La dificultad en general no es muy alta, pero el diseño de niveles, la música y la variedad de los escenarios te mantienen interesado en continuar. Un incentivo importante son los minijuegos que puedes jugar al final de cada nivel. Son 4, pero difícilmente podrás verlos a todos en una sola partida, porque la decisión de cuál juegas cada vez es un volado en cierto sentido; es decir, debes seleccionar uno de cuatro caminos que el personaje debe recorrer para llegar a una de las opciones, pero las bifurcaciones del camino son aleatorias. De cualquier manera, una de las grandes ventajas de estos minijuegos es la cantidad de vidas que puedes hacer, sobre todo en el que debes introducir cuchillos en una caja sin lastimar al esqueleto que está dentro. No son divertidos, pero por lo menos, sirven de algo.
Una de las cosas que más me gusta de Kid Dracula es que hace referencia a una de las más grandes sagas de Konami, pero a la vez tiene personalidad y objetivos propios. No debemos esperar la misma atmósfera sombría que se puede ver en Castlevania, sino simplemente disfrutar el viaje y tomar el juego como lo que es: un spin-off. Por otro lado, me agrada mucho que Kid Dracula se da permiso de hacer lo que se le da la gana. Me refiero a que tiene muchos detalles chuscos que rompen por completo con lo que podríamos esperar de un juego de la saga de vampiros. Por eso insisto en que debe jugarse con mente abierta y con plena disposición a divertirse.
Un ejemplo de las libertades que se toma Kid Dracula está al final del nivel 5, en donde nos enfrentamos a una versión miniaturizada de la Estatua de la Libertad, llamada Lady Liberty. Ella te explica que no puede pelear, por lo que te reta a participar en un programa de concursos con una temática claramente estadounidense. Entiendo por qué no quisieron poner a pelear a Lady Liberty, pero que hayan reemplazado la batalla con una sátira americanizada no tiene precio. Sin duda es el momento más anticlimático de todo el juego.
Otro detalle interesante es la inclusión de ambientes y contextos que ni de casualidad se verían en un Castlevania; por ejemplo, la montaña rusa del nivel 2 o el tren del nivel 5. Cada escena se rige por los parámetros del juego de plataformas tradicional: un nivel de agua, otro de hielo, otro del cielo, etcétera. Todo esto cae en lo que dije arriba: Kid Dracula se permite esos lujos. Shiro Murata, el director y uno de los programadores, tenía bien entendido que el objetivo del título no era satisfacer a los seguidores de Castlevania, sino que simplemente usó la franquicia como excusa para poner en la mesa su propuesta.
Todos sabemos que la corrección política estaba lejos de ser tema de conversación cuando salió Kid Dracula (1990), por lo que algunos desarrolladores se tomaban la libertad de incluir ciertos mensajes con tono político, de protesta social o sencillamente con la intención de mostrar su rebeldía. Tal es el caso del jefe del nivel 1, que no sólo está vestido como miembro de un grupo famoso por su enfermizo racismo, sino que, en la versión japonesa, ostenta un símbolo muy peculiar en la frente. Digamos que es un personaje que en estos tiempos ni de chiste podría incluirse en un proyecto, por muy irreverente que sea. Son temas delicados, por lo que Konami decidió eliminar este símbolo en la versión de Castlevania Anniversary Collection. Creo que fue una buena decisión, aunque el juego original sigue estando disponible con ese guiño tan incómodo.
¿Dónde puedo jugarlo actualmente?
- Famicom
- Castlevania Anniversary Collection
- Game Boy (otra versión)
La versión de Game Boy es mucho más elaborada y detallada en todos sentidos, a pesar de las limitaciones técnicas de la consola. Las animaciones son más fluidas y el diseño en general está mucho más cuidado. Creo que es normal, ya que salió 3 años después del original y funciona como su secuela y su remake al mismo tiempo. En este caso, el pequeño Drácula ha olvidado todas las habilidades que obtuvo en la aventura anterior, por lo que las recordarás poco a poco.
Si tienes un par de horas y quieres jugar un buen platformer, no dudes en probar Kid Dracula. La pasarás muy bien conociéndolo o recordando la época en la que lo jugaste por primera vez. Espero tus comentarios y nos leemos en el próximo #ViernesRetro.
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