¡Hola! ¡Qué gusto verte de nuevo por aquí! Hoy hablaremos de una etapa de la historia del gaming que, para mí, es de las más extrañas. Estoy hablando de mediados de la década de los 90, cuando la tridimensionalidad se apoderó del medio.
En la era de los 16 bits ya se habían dejado ver algunos destellos de entornos en 3D, por ejemplo, con Star Fox en el Super Nintendo, pero no fue sino hasta la llegada de la quinta generación de videojuegos que tuvimos más consciencia y una idea más clara de las implicaciones de este tipo de gráficos. Los 2 más grandes representantes fueron el PlayStation y el Nintendo 64, en los que surgieron verdaderos clásicos de los cuales hasta la fecha se sigue hablando. Sin embargo, la aparente magia de esos primeros años del 3D a la larga no fue tan especial como se esperaba. Tal vez en ese momento no lo notamos, pero ahora es mucho más evidente. ¿A qué me refiero? A que la mayoría de propuestas que adoptaron este nuevo tipo de gráficos envejecieron de la peor manera.
¿Realmente necesitábamos polígonos?
Éramos felices. El Super Nintendo, Sega Genesis e incluso la primera consola de Sony demostraron que los juegos en 2D con ese pixel art que tanto amamos, aún tenían mucho que dar. En estos años pudimos disfrutar del maravilloso Symphony of the Night, mientras que del lado de Nintendo todavía teníamos presente la trilogía de Donkey Kong Country y el inolvidable Super Mario RPG. A pesar de ello, el movimiento era necesario e ineludible simplemente porque la industria y las nuevas consolas apuntaban hacia el 3D. Había que dar el salto y pronto descubrimos que no todos los que lo dieron cumplieron con lo esperado. Ya no digamos trascender en el tiempo, sino que los títulos fueran memorables desde el momento de su salida.
Un ejemplo muy claro y oportuno es Superman (más conocido como Superman 64). Sí, todos sabemos que es una abominación injugable, pero más allá de eso, nunca fue atractivo. Del otro lado de la moneda podemos mencionar GoldenEye 007, en donde los polígonos son igual de feos, pero las mecánicas de juego, el reto y el replay value se va a hasta las nubes, sobre todo por el excelente multiplayer que tiene. El problema para mí no fue la manera en la que se jugaban los juegos, sino cómo se veían. Incluso fue un poco decepcionante en los casos en los que aquellas franquicias de las que me enamoré en generaciones anteriores simplemente no dieron el ancho para la siguiente. Pienso, por ejemplo, en Castlevania. Debo decir que el inicio de la versión de Nintendo 64 me impactó a pesar de que el castillo parece de papel y el modelo 3D de Malus no es el mejor. Me conquistó por la música y creo que ese rubro fue el que salvó gran parte de este título que incluso tuvo una secuela en la misma consola. Otro caso que se me viene a la mente es el de Resident Evil en su versión de PlayStation. Es uno de los mejores juegos de la consola, pero no por sus gráficos. Podríamos definir todos estos títulos como “muy buenos, pero feos”. Tan buenos que alguien se dio a la tarea de darles una manita de gato y lanzarlos nuevamente en consolas posteriores. Tan feos que se hizo necesario rescatarlos y darles el tratamiento que merecían para que fueran conocidos por más gente.
A pesar de que el 2D parecía estar en el olvido, el Nintendo 64 tuvo algunos exponentes en los que los desarrolladores se atrevieron a salir un poco del molde y no aferrarse a la idea de que, sin importar el tipo de juego que estuvieran haciendo, éste tenía que ser en 3D si no quería ser un rotundo fracaso. Pudimos disfrutar, por ejemplo, de Killer Instinct: Gold, Paper Mario o Yoshi's Story. En cada caso, la verdad descansé bastante de los entornos en 3 dimensiones.
De ahí la pregunta: ¿realmente era necesario todo esto? Tal vez sí, porque sirvió como eslabón perdido entre 2 eras que, a pesar de su aparente separación, tienen muchos puntos de convergencia. Estoy seguro de que muchos pensaron que el camino que tomó esta generación era de no retorno. Afortunadamente, pronto nos dimos cuenta de que no, aunque quedó una cicatriz que hasta la fecha lucimos en nuestro historial gamer. Por algo se tenía que empezar y, como en el caso de Alva Edison, fue necesario echar a perder algo muchas veces para crear algo más que valiera la pena.
El mejor multiplayer de la época
El sistema de 64 bits de Nintendo tenía algo que los demás no: 4 puertos para controles. A mi entender, fue precisamente esta característica la que salvó a la consola, dándole un atractivo muy especial que no se pudo encontrar en otro lado. La Gran N tenía algunos ases bajo la manga para aprovechar esta cualidad.
En su momento no tuve Nintendo 64, pero eso no me impidió jugarlo. Un par de amigos sí lo tenían y con ellos pude disfrutar largas partidas multiplayer de Mario Kart 64, GoldenEye 007 y Star Fox 64. Todos tuvieron su encanto y a cada uno le dedicamos una cantidad considerable de tiempo, pero para mí el más significativo fue el FPS de Rare. Recuerdo que podíamos pasar horas y horas buscándonos en los recovecos de cada nivel, colocando minas de proximidad o de tiempo en lugares estratégicos e incluso generando alianzas que después se disolvían cuando llegaba el momento de matar o morir. Fue tal el impacto de este título, que no sólo ganó el premio a juego del año, sino que sentó las bases de un género que sería sobreexplotado en su generación y las posteriores. Es más, algunos lo consideran el padre de los FPS.
Para recordar los días de gloria, muchos años después me compré un Nintendo 64 con 4 controles y el cartucho de GoldenEye. Invité a mis amigos y estuvimos chavorruqueando a gusto y recordando nuestros años mozos. Fue muy divertido, pero una vez más recordé lo mal que envejecieron los juegos de esa época. Simplemente se ven… feos. Creo que en este caso es en el que más se aplica esa idea de que la nostalgia a veces está por encima de la calidad. De no tener esos recuerdos, esa consola no tendría un lugar en mi estante.
Mario Kart 64 y Star Fox 64 también sacaron un provecho bárbaro del multiplayer. Sus mecánicas de juego estuvieron muy por encima de la calidad gráfica o lo afilado de sus texturas, la cual era una característica distintiva de casi todos los títulos del momento. Digamos que por falta de diversión no podíamos quejarnos, pero estéticamente siempre hubo algo que no terminó de conquistarme. ¿Qué multiplayers en Nintendo 64 te gustan o crees que valen la pena?
El peor control que ha hecho Nintendo
Hay quien se queja de los bordes rectos e incómodos del control de NES, pero para mí el peor intento de un control revolucionario es el del Nintendo 64. ¿La razón? El stick. Parecía descomponerse o aflojarse a la menor provocación y yo siempre lo sentí raro. Agradecí la existencia de algunos títulos en los que era posible jugar con el D-Pad, como World Cup 98. Lo de tener el botón Z en la parte de atrás a manera de gatillo está padre, pero el stick siempre me ha causado mucho conflicto. Es más, cuando quiero jugar algún título de Nintendo 64, prefiero ir a la Consola Virtual de Wii o de WiiU y jugar con los controles respectivos para evitar el original.
Nintendo ha hecho controles de excelente calidad y muy cómodos, pero al mejor cazador se le va la liebre. Recientemente me compré el Nintendo Switch Pro Controller y me parece una maravilla. El de GameCube también me pareció una actualización muy buena de su antecesor. Incluso el Wii Pro Controller es mucho mejor que el de Nintendo 64.
Tal vez tú creciste jugando esta consola. Me gustaría saber qué piensas del control en comparación con los siguientes de Nintendo. Ciertamente fue algo diferente a lo que ofrecieron las otras compañías, pero no fue bueno. El hábito de Nintendo de hacer las cosas con otra mentalidad está bien, mas no siempre los resultados son los esperados.
La última consola casera con cartuchos
Junto con la tridimensionalidad llegó el nuevo formato de discos, pero Nintendo tomó la decisión de permanecer con los cartuchos. Fue un movimiento que les salió caro, ya que varios proyectos que pudieron quedarse con ellos terminaron desarrollándose para consolas competidoras (léase, Final Fantasy VII). Sin embargo, debemos reconocer que los tiempos de carga eran mucho más cortos que en la consola de Sony, en donde podías vivir una vida completa mientras en la pantalla se veía la clásica leyenda “Now loading”. En términos técnicos y de funcionamiento, no me pareció mala idea quedarse con los cartuchos, pero desde el punto de vista de mercado y alcance, los discos eran la mejor opción en aquel momento. Me sorprendió mucho que Capcom hiciera una versión de Resident Evil 2 para la consola. Me dejó pensando en las posibilidades que tenía el sistema y por momentos me pregunté qué tan complicado sería trasladar los grandes exponentes de PlayStation a los terrenos de Nintendo. Tal vez se pudo haber explotado más. Al final, era más poderoso que su competidor más cercano, aunque en ventas se quedó atrás por mucho.
Los que salvaron el día
El Nintendo 64 fue una buena consola en términos generales. Es justo decir que nos regaló varias joyas, como Super Mario 64 u Ocarina of Time, las cuales hicieron que valiera la pena abrir la cartera y llevarse el sistema a casa. Específicamente estos 2 títulos están tan bien hechos que no sufren del síndrome del mal envejecimiento que mencioné antes. Son obras que sí han trascendido en el tiempo y es un verdadero placer volver a visitarlas de vez en vez. La consola también sirvió como plataforma para el crecimiento de algunas franquicias que aún existen, como Mario Party o Paper Mario, así que no todo es malo.
Mi relación con esta peculiar consola es complicada porque es la que recuerdo con menos cariño por las razones ya expuestas, aunque gracias a ella guardo recuerdos que en gran medida me motivaron a escribir este texto. Recuerda que espero tus comentarios y espero verte por aquí de nuevo en nuestro próximo #ViernesRetro.
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