Darte la… ahem, perdón… te doy la bienvenida a este nuevo #ViernesRetro. Como seguramente sabes, estamos hablando de juegos arcade, de esos que marcaron nuestra infancia y adolescencia, y que seguimos añorando.
Una de las empresas que más publicó títulos de arcade que con el tiempo se volvieron clásicos fue Taito. Ese triángulo azul atravesado por una esfera se convirtió en una estampa frecuente de aquella época. Cada vez que lo veo, no puedo evitar recordar los momentos que pasé en la tan mencionada farmacia. Si no sabes de qué farmacia hablo, te hace falta ver más bax… y leer mis textos anteriores. Entre las joyas que distribuyó esta compañía japonesa, pero fundada por un ucraniano (Michael Kogan), se encuentra Insector X, título que siempre llamó mucho mi atención y se convirtió en una especie de placer culpable para mí. Recuerdo que sí tenía algunos seguidores, pero no era tan popular. Ya desde entonces empezaba a tener esa tendencia de preferir juegos fuera del mainstream.
Un mundo diminuto
En Insector X controlas a un niño con tamaño de insecto llamado Kai. Su misión es salvar al mundo de los insectos de una Mantis religiosa que funge como reina de los malos. Se trata de un shooter vertical en el que navegas por 5 mundos con grandes estructuras que te dejan ver lo pequeño que eres. A fin de cuentas, se trata de insectos, aunque muchos llevan guantes y zapatos. Para lograr su cometido, Kai está equipado con un par de alas, un arma principal que se puede mejorar tomando unas cápsulas con la letra P y un arma secundaria que va cambiando al azar, pero que casi siempre es muy útil, sobre todo con los enemigos que están a nivel de suelo.
Al final de cada mundo te encuentras con un gran insecto (con la excepción de la araña), siendo el más difícil de derrotar la ya mencionada Mantis. Como suele suceder en este tipo de batallas, memorizar los movimientos del adversario es muy importante. Con un poco de ensayo y error, puedes obtener la victoria. Siempre me resultó mucho más complicado el camino que lleva al jefe que el jefe mismo. La cantidad de enemigos es considerable, además de que no todos aparecen de derecha a izquierda en la pantalla, sino que pueden sorprenderte desde cualquier dirección. Una vez más, se trata de ensayo y error, pero es un reto interesante. Si no eliminas pronto a un grupo de enemigos, pueden juntarse más y llenar la pantalla con balas pequeñas, lo que hace cada vez más difícil encontrar un lugar seguro y sobrevivir a la lluvia de proyectiles.
Insector X tiene tintes caricaturescos que siempre me hacen recordar a Katy la oruga o a la Abeja Maya. De hecho, mis amigos y yo bautizamos al juego como “el de la abejita”. Durante mucho tiempo pensé que sí se trataba de una abeja, hasta que descubrí que no, pero más allá de eso, lo jugué lo más que pude. Me hubiera encantado que le pusieran más niveles, aunque entiendo que las condiciones de aquella época se prestaban más para juegos cortos. A pesar de que el final sí se siente anunciado, al terminarlo te quedas con esa impresión de que la comida no estuvo completa, como que faltó el postre o incluso algo más sustancioso como plato fuerte.
Otras versiones
Aunque considero que no hay mejor opción que la de arcade, debo decir que las otras 2 existentes se defienden bastante, sobre todo la de Sega Genesis, que se apega más a lo que quería originalmente Hot-B, el estudio desarrollador. En este caso la ambientación es más realista y se presentan insectos estilo cyborg. La música también es diferente, además del manejo de armas y algunos segmentos de las diferentes etapas. La acción se siente mucho más rápida y queda muy lejos del concepto original más inocente y colorido. Esto no es malo, sino que vale mucho como alternativa y para profundizar más en la saga. Algo que vale la pena destacar de este título es que la Mantis religiosa luce mucho más intimidante y detallada que la original. Es un gran juego.
La entrega de Famicom, a pesar de la dilución provocada por las limitaciones técnicas, también tiene su encanto. Lo que más me llamó la atención fue la dificultad, la cual es ajustable, pero en su modalidad más alta de verdad se complica. No me sorprende, ya que se trata de un título exclusivo del mercado japonés. Otro detalle a resaltar es la música, la cual está adaptada al estilo MIDI tan característico de la era de los 8 bits, pero se apega mucho a las melodías que podemos escuchar en el formato arcade. En este caso el último jefe no es la Mantis religiosa, sino un personaje que se asemeja un poco al Dr. Wily de Mega Man. Se siente fuera de lugar, pero ya sabemos cómo se las gastan nuestros hermanos japoneses. Algo curioso es que, al llegar con un jefe, el fondo desaparece volviéndose completamente negro. Supongo que se debe a un tema de ahorro de memoria en el cartucho.
¿Dónde jugarlo actualmente?
La versión arcade está incluida en la colección Taito Legends 2, disponible para PS2, Xbox y PC. Las de Famicom y Sega Genesis pueden conseguirse en línea en las tiendas que ya conoces o en algún tianguis. Además de la entrega original, recomiendo ampliamente la de Genesis, que sin duda es la más dinámica de las 3.
Me da mucho gusto que hayas llegado hasta este punto del texto. ¿Qué te está pareciendo este recorrido que estamos haciendo por algunos clásicos de arcade? Recuerda que esperamos tus comentarios en los foros de este sitio y en nuestras redes sociales. Nos leemos en el próximo #ViernesRetro.
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