Hoy, por segunda vez en lo que va del año, Battlefield 1 y yo nos encontramos, ahora en gamescom 2016. No fue bonito, no fue elegante. Fue brutal, despiadado y… extraño. Aunque ya había probado el multiplayer del anticipado FPS de DICE en E3, St. Quantin Scar no era precisamente único. Lucía gráficamente espectacular, pero luego de jugar tantos títulos de la Segunda Guerra Mundial, la campiña europea me resultó hasta cierto punto familiar a pesar de corresponder a otro momento histórico. Por eso estoy convencido de que Sinai Desert es el primer escenario donde Battlefield 1 genuinamente brilla con una luz propia.
En virtud de que este mapa no está situado en un entorno urbano, sino en una región amplia y árida como lo es el desierto, novedades como los caballos o el ferrocarril de combate destacan verdaderamente y se separan de todo lo que habíamos visto en la franquicia con anterioridad e incluso de lo que quizás tú habías visto en un cualquier otro FPS recientemente. Y es que andar a caballo, por ejemplo, no sólo consiste en galopar por la pradera como lo harías en un The Witcher, sino que puedes disparar tu arma primaria desde el lomo de tu fiel corcel o, en vez de eso, desenvainar tu espada y empezar a repartir sablazos a diestra y siniestra, mientras aviones surcan los aires; caen bombas del cielo; y fuego de metralla zumba junto a tus oídos… todo en multiplayer. Pero lo mejor es que la mezcla, por más inusual que se perciba, encaja a la perfección con esa coyuntura entre guerra clásica y moderna que confiere a Battlefield 1 su identidad.
Ahora bien, antes de ahondar en los detalles más específicos de las mecánicas, vale la pena describir el mapa. El desierto del Sinaí es una especie de valle con forma de herradura que, para efectos del modo Conquest, alberga 6 puntos de control, 5 de ellos forman un semicírculo al norte del escenario, mientras que el sexto (E) se encuentra muy al sur, justo en el centro del mapa. En esta configuración, gana el equipo que controla más objetivos en un momento determinado. Encontré la disposición de los puntos de control singular pero sumamente ingeniosa porque E está muy lejos del resto de los objetivos así que capturarlo puede ser una inversión costosa pero redituable en un momento dado o un riesgo absurdo porque si te abalanzas sobre este objetivo sin medir las consecuencias, puedes perder uno o más del resto de los puntos de control. En pocas palabras, Sinai Desert tiene un acomodo retador desde el punto de vista estratégico.
Ahora bien, como quizá ya viste en el tráiler, el aspecto es magnífico y no solamente hay arena. Salpicadas por el mapa hay algunas casas destruidas, así como dunas que pueden ser la diferencia entre vida y muerte cuando te topas con un tanque enemigo. Asimismo, hay zonas del escenario con enormes corredores rocosos que también tienen un peso táctico específico dado que no todos los vehículos son aptos para transitar estos espacios. Y, dibujando formas sinuosas a través del inclemente valle, está la gran estrella de este mapa: el ferrocarril de combate. Como sabes, en Battlefield 1 existen vehículos especiales o behemoths, diseñados para sacudir las cosas. En St. Quentin Scar era el dirigible y aquí es la locomotora que, una vez en marcha, deja muerte y destrozos por todas partes, requiriendo de la colaboración incuestionable del equipo rival para ser destruido.
Pero las curiosidades no paran ahí. Además de las clases regulares: assault, scout, support, medic y pilotos de vehículos, están las clases de élite. Durante mis sesiones de juego sólo pude ver en acción una de ellas que es la del lanzallamas. Se trata de un soldado acorazado de pies a cabeza quien arroja llamas por todos lados y sólo puede ser abatido con rapidez, empleando un rifle de francotirador de alto calibre. En mi caso, sólo pude hacerle frente, más no usarlo pero se antoja como un cambio atractivo para cambiar la fórmula tradicional de categorías de soldados.
Por otro lado, si recuerdas, en St. Quentin Scar había clima dinámico, así que podías iniciar la partida con un resplandeciente sol en el firmamento y terminarla bajo una inclemente tormenta o sumergido en una densa neblina. En Sinai Desert, la variable climática toma forma de tormentas de arena que obstaculizan la visibilidad. De las 10 partidas que jugué, sólo 1 pasó por esta inclemencia, así que no es un incidente prescripteado y cuando ocurre, impacta la dinámica de juego, al reducir sutilmente la visibilidad. Además no es un acontecimiento súbito, sino que empieza con discretas tolvaneras que eventualmente se convierten en ráfagas de viento, las cuales arrastran tierra y la arrojan en todas direcciones.
Esta vez tuve mayor tiempo para probar los aviones. Advertí la presencia de 3 tipos: el bombardero, que es el más pesado y cuya función se explica sola; el avión de ataque que es el más equilibrado en cuanto a movilidad; y un tercero que sospecho es el más veloz pero, al mismo tiempo, frágil de los 3. Puesto de otra manera, tienes la típica elección de mayor daño pero menos flexibilidad, menor daño pero más velocidad y la alternativa intermedia. Ahora bien, involucrarse en una dogfight es un dolor de trasero. Los controles son magníficos pero tienes que adelantarte mucho a las acciones de tu enemigo porque no hay misiles rastreadores ni nada por el estilo, solamente balas, aunque no dudo que con el tiempo surjan verdaderos barones rojos, capaces de derribar avionetas rivales sin mucho esfuerzo o incluso infantería, sin olvidarnos de los vehículos, de los cuales el más expuesto es el ferrocarril.
Otro aditamento que probé por primera vez fue el cañón. En algunos puntos estratégicos del mapa, existen piezas de artillería que puedes usar contra los tanques. Estos juguetes son letales, pero también demoran en girar y en recargar, así que tienes que hacer valer cada disparo porque una vez que fallas o aciertas, es preciso volver a oprimir el gatillo para poner en marcha la animación de recarga, luego hacer los ajustes de puntería a un ritmo insufrible y finalmente accionar el arma. Es algo que toma siglos y te deja expuesto a cualquier soldado con suerte. Es posible aniquilar infantería con los cañones, pero ni por mucho la opción ideal.
También pude usar diferentes tipos de acorazados. Existen tanques pesados que disparan piezas de artillería, y tanquetas que portan poderosas metralletas, capaces de destruir otros vehículos. De inmediato se antoja vital descifrar bien a bien la relación piedra-papel-tijera entre los diversos vehículos pues la metralleta de algunas tanquetas puede asestar mucho daño a otros acorazados, cosa que no ocurría con iteraciones previas de la serie porque no existe metralleta convencional capaz de penetrar el blindaje de un M1 Abrams.
Además del modo Conquest, también probé Rush, donde un equipo defiende un par de objetivos, mientras que otro intenta plantar bombas en cada uno. En el momento que el primer bando pierde los 2 primeros objetivos, se desbloquea una nueva zona del mapa y se repite el proceso hasta llegar a la quinta y última zona del mapa o hasta el momento en el que el segundo equipo falle en su afán por controlar 2 los objetivos en 10 minutos. Aquí la cosa cambia un poco y en vez de una planicie arenosa, el mapa se reduce considerablemente y pasamos a las ruinas abandonadas sobre una colina. Los objetivos están entre las columnas de roca, y los enemigos tratan de llegar al centro para plantar sus bombas. El ritmo es más acelerado y aunque hay vehículos, los espacios son estrechos y no hay aviones. Me gustó el diseño aunque quedé con la interrogante de si los defensores no tenían una ventaja injusta al estar en terreno elevado y con tanta cobertura. Desafortunadamente, no pude jugar del lado de los atacantes como para corroborarlo o descartarlo.
Ésta sólo fue una probada rápida de Sinai Desert en Battlefield 1. Me hubiera gustado abordar el tren artillado en vez de estar siempre del lado que trataba de destruirlo o jugar un poco más de Rush para conocer otros segmentos del mapa, pero éste fue un modo que jugamos poco. Dicho eso, me llevé la impresión de haber atestiguado por primera vez esa mezcla de conceptos tan interesante que DICE prometió cuando presentó el juego en mayo. Hay algo muy especial y curiosamente balanceado en el hecho de llevar un caballo a una batalla con tanques que se percibe inusitado, sin mencionar la sensacional presentación del juego, detalle que creo que nadie puede cuestionar a estas alturas. Cabe acotar, sin embargo, que probé Sinai Desert en PC. Muy pronto tendremos las imágenes de este espectacular escenario para que compruebes todo lo antes descrito por ti mismo. Battlefield 1 debuta el 21 de octubre próximo.
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