Hace unos años, cuando la distribución digital era novedosa en consolas y el mundo se plagaba de FPS de guerra moderna, las compañías comenzaron a mirar a esos pequeños desarrolladores amantes de los videojuegos que con poco equipo de trabajo y presupuesto generaban experiencias novedosas y significativas pero, sobre todo, redituables.
Recientemente, PlayStation ha sido criticado por albergar a este grupo de desarrolladores novatos y entusiastas, pero lo cierto es que quienes comenzaron esta revolución fueron Xbox como plataforma, y Braid, LIMBO, Super Meat Boy, FEZ y por supuesto, Minecraft, como los títulos más sonados de esta categoría y que dejaron relegadas entregas para PlayStation como Unfinished Swan o Journey, que si bien son estupendos, su exclusividad los condenó al segundo lugar. La estrategia PlayStation cambió para abarcar lo más posible y no dejar ir alguna lucrativa oportunidad, por lo que decidieron invitar a todos los desarrolladores independientes que pudieron.
Ante la carencia de juegos nuevos a inicio de esta generación las compañías de videojuegos intentaron capitalizar este “movimiento” tratando de llenar el hueco que los triple A no podían porque seguían (siguen) en desarrollo. La calidad de los títulos respaldados por estas compañías no se mantuvo y poco a poco la percepción de la condición de independiente se fue desvirtuando, como si las condiciones en que se desarrolla un juego restringieran su calidad.
Este año los independientes ocupan un lugar menor en las conferencias de Sony y Microsoft. Las compañías no niegan su existencia, pero el tiempo bajo el reflector fue disminuido considerablemente; en ambos casos sólo mostraron un puñado de ellos en un par de minutos, basta recordar que Sony hizo una mención especial a No Man’s Sky con gameplay narrado por uno de sus creadores, pues sus dimensiones hacen pensar que podría tratarse de la próxima gran estrella de estos humildes desarrolladores.
Hay muchas cosas por ver en el mundo de los juegos independientes. Cuphead, Mother Russia Bleeds y el mismísimo No Man’s Sky presentan ideas interesantes que vale la pena experimentar sin importar si son una moda o no, pues mientras haya entusiastas con ideas y talento para desarrollar videojuegos, los independientes subsistirán.
La carga de llevar a una generación a cuestas ha cobrado factura; los juegos independientes deben ser un cuestionamiento a los triple A mediante experiencias novedosas que desafíen la creatividad de los jugadores e inyecten nueva sangre a la industria. En cualquier caso, tanto la discriminación negativa como la positiva perjudica a los desarrolladores indie; creo que el éxito o fracaso de un juego debe ser por su calidad y no por su denominación de origen.
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