La estructura metálica en la cabecera de Ascend, cualquiera de los módulos en BioLab, el almacén central de Comeback o el hangar en Horizon. ¿Qué tienen en común todos estos lugares en los mapas de Call of Duty: Advanced Warfare? Son terreno de caza para camperos. No es el primer juego en padecer esto ―me atrevería a decir que el cavernícola primitivo esperando en la maleza fue el primer campero―, pero sí es uno de los que menos debería tener ese problema.
Si has jugado un título de disparos en primera persona durante la última década, seguramente conoces el término, pero si no, permíteme señalar lo que el gran diccionario invisible define como campear: (del inglés camping) ignorar las mecánicas de un juego de disparos así como el diseño de los mapas y usar cualquier rincón escondido con el fin de emboscar e infundir irritación psicológica en el enemigo.
Podrá estar lleno de niños rata, racismo, xenofobia, un híbrido entre los 3 u ostentar mala reputación por su carácter reiterativo y atractivo de masas ―ése mismo que quizás, a los ojos de los bohemios del videojuego, lo ubica en el ámbito de lo mainstream, lo popular, lo poco sofisticado―. Nada de eso es un problema real para mí, oprimes el botón de mute y se acabó. Pero el campeo, además de irritante, constituye un auténtico desperdicio.
Puede parecer que no va contra las reglas y, sin embargo, los estudios de desarrollo de Call of Duty han tratando de combatir esta práctica durante varios años, creando incluso modos de juego específicos que incentivan el movimiento, por ejemplo Kill Confirmed o Search & Rescue, donde para acumular puntos completos es preciso ir al lugar en el que yace el enemigo abatido para recuperar su chapa de identificación. Y ni qué decir de Advanced Warfare, cuyas novedades me hicieron creer, ingenuamente, que vería el final del camping, después de todo, ahora tienes un exoesqueleto con una decena de atributos de movimiento, que van desde súper velocidad, hasta la opción de flotar sobre el aire.
Los he visto colgados hasta de la geometría de los muros como víctimas de posesión demoníaca
Estaba equivocado. El campero puede tener el mejor exoesqueleto y cualquier cantidad de accesorios para mejorarlo, pero apostarse en una esquina elevada y oscura sigue siendo la táctica por excelencia ―en serio, los he visto colgados hasta de la geometría de los muros como víctimas de posesión demoníaca. Quiero suponer que el camping, la mayoría de las veces, tiene más que ver con novatez que con una auténtica intención de fastidiar. Hace poco hablaba con un amigo sobre Titanfall, título que por cierto fue desarrollado por los creadores de Call of Duty: Modern Warfare, y me relataba con amargura su experiencia en un juego al que llegó con meses de atraso y que su trasero fue arrastrado una y otra vez.
Ante esta situación, es comprensible que alguien opte por prescindir de todo aquello que pueda considerar una estrategia y vuelva a lo básico: observar y esperar. Y también está, por supuesto, el tema de los francotiradores. Es debatible si esto encaja en la categoría de campeo, pero abatir a un enemigo en movimiento a 50 metros de distancia implica, cuando menos, una dosis de talento en el manejo del rifle y, para casos como Battlefield, el cálculo de la caída de la bala ocasionada por la gravedad. Y existen las modalidades por objetivo, propias de toda entrega de disparos en primera o tercera persona, donde la defensa de un punto de control no nada más es válida, sino necesaria.
Pero si eres de los que acampa por frustración o novatez, no voy a dar un sermón como si esto fuera una columna para generar consciencia sobre el cambio climático, al final, no me ha tocado ver a ningún estudio vetar a jugadores que adoptan éste como su plan de cabecera. Lo que diré es que antes de ser irritante o barato ―o cualquier adjetivo denigrante―, campear es aburrido. No importa si te colocas en el lugar más transitado, siempre habrá lapsos prolongados de la partida en los que te sorprendas contemplándote las uñas virtuales a la espera de que el tránsito de jugadores fluya en tu dirección.
Decir que nunca lo he hecho sería falso. Recuerdo mis días apostado en la hierba de Overgrown, despachando a incautos que corrían frente a mí. Definitivamente puedes generar killstreaks o scorestreaks de esta manera, pero ello depende, en buena proporción, de la suerte con la que corras y cuánto tiempo sea necesario para que los rivales sepan dónde estás.
Hay algo placentero en el hecho de despachar a un rival por sorpresa sin que sepa qué diablos pasó; cambiar de posición unos metros y esperar a que regrese, porque la frustración del enemigo es casi tan buena herramienta para el campero como el factor sorpresa. El hecho de regresar una y otra vez para eliminar al cazador pasivo a menudo les facilita la tarea.
El campero sacrifica mucha diversión por conducirse bajo el principio del menor esfuerzo
Es razonable pensar entonces que el campeo también tiene una dosis de trolleo y otro elemento es el del tamaño de los mapas. Juegos como Call of Duty y Halo suelen desplegar escenarios de combate más estrechos, en aras de incrementar el ritmo de combate ―uno de sus atributos más seductores―, pero eso da perpetuidad a este vicio porque un mapa pequeño limita el espacio para el paso de las víctimas. Por eso, en juegos como Battlefield, el campeo es un fenómeno menos frecuente. Tírate en la yerba en un rincón y pueden transcurrir 10 minutos antes de que tengas a un enemigo a tiro de piedra.
En pocas palabras, esto no va a desaparecer y quien lo hace tampoco está condenado al infierno, pero cabe hacer la advertencia y la aclaración de que el campero sacrifica mucha diversión por conducirse bajo el principio del menor esfuerzo. Por lo regular, como fue mi caso, terminas por darte cuenta de ello, para convertirte entonces en un crítico de la maniobra campera. Es un proceso natural, pero para quienes se quiebran la cabeza tratando de dar la vuelta a esta estrategia tan sedentaria y molesta, aquí hay 5 tips para lidiar con el camping; a final de cuentas, si no puedes lidiar con un método tan básico, también tienes algo de culpa:
- No pases exactamente por el mismo lugar donde encontraste a un campero. Sentirás mucha frustración y ganas de hacerlo inmediatamente para cobrártela, pero al menos hazlo por un lugar distinto, una ventana, la puerta trasera, lo que sea. Recuerda la definición de locura de Vaas Montenegro: "Locura es hacer la misma j****a cosa una y otra vez, esperando que la m***a cambie. Eso es loco."
- Usa tus herramientas
La mayoría de los FPS, en configuración estándar, tiene un radar, ya ni hablemos de la Killcam, las Threat Grenades o la burning card de Implante Aural en Titanfall. Úsalos y si, como mencionamos en el punto anterior, vas a dar caza a un campero, arroja una granada Stun ―o su equivalente en el juego que corresponda―, una de humo, etcétera. Apóyate en tus herramientas. - Conoce el mapa
Como expliqué, todos los mapas tienen una zona apta para campeo que, luego de pocos días, aprenderás a reconocer. Si la atraviesas, consciente de lo anterior, es bajo tu propio riesgo. A menudo, un espacio amplio y confinado es perfecto para una emboscada, es decir, un hangar, la parte baja de un pequeño valle, un corredor largo, etcétera. - Venganza rápida
Aplica este tip si y sólo si estás 100% seguro de dónde está el campero. En modos estándar de Call of Duty, por ejemplo, revivir es cuestión de un segundo y con mapas pequeños, puedes estar de nueva cuenta donde te abatieron en menos de medio minuto. Aplica el tip 1 y tendrás una buena oportunidad de exterminar a la plaga. - Asegura la zona
El camper explota tu frustración para acumular más kills, pero cuando lo eliminas, puedes devolverle el favor plantando cualquier forma de explosivo en su nido. Cabe la posibilidad de que busque uno nuevo, pero existe una muy buena posibilidad de que regrese.
Alguna vez escuché a alguien justificar el camping diciendo que más bien era “jugar tu zona". No te engañes. Si juegas pegado a un rincón y sólo te mueves porque nadie está pasando por ahí, eres un campero, pero reconocerlo es el primer paso a la recuperación y mejor aún, a la diversión.
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