La eterna lucha contra el lag

Cómo afectan la latencia y otros factores de Internet a los videojuegos

Cuando estás frente a tu adversario con el dedo listo para jalar del gatillo ‒-o apretar el botón-, cada milésima de segundo cuenta. El mínimo titubeo te puede costar la batalla y sobre todo, la sobrevivencia de tu equipo. Esa última bala es lo único que te separa entre una trágica derrota o la más gloriosa de las victorias. Entonces sucede lo inevitable. ¡La señal se va durante un instante y sin razón aparente!

A decir verdad, razones hay muchas, pero el resultado siempre es el mismo. Se arruinan records perfectos en Call of Duty: Black Ops 2, los invictos pierden su posición privilegiada en Battlefield 3 y en general, sin importar el juego del que se trate, el soldado que vive en nosotros termina frustrado después de perder a causa del enemigo invisible: el lag. Millones de jugadores vivimos cada día expuestos a los caprichos del Internet. A simple vista es una situación desconcertante, pues durante el multiplayer de muchos títulos se muestra un indicador en el que aparentemente, nuestra comunicación con la red mundial suele estar en condiciones óptimas. Pero hay que considerar que la diferencia en la calidad de la conexión entre quien tiene llenas 3 barras y quien tiene 5 (suponiendo que ese sea el máximo), puede significar un triunfo seguro para este último.

Toda acción que realices dentro de un juego involucra latencia: del control a la consola, de la consola a la pantalla, de la consola a la roseta del teléfono, de tu hogar al proveedor de servicios y del concentrador de tu país al de otra nación en el extremo opuesto del mundo
Toda acción que realices dentro de un juego involucra latencia: del control a la consola, de la consola a la pantalla, de la consola a la roseta del teléfono, de tu hogar al proveedor de servicios y del concentrador de tu país al de otra nación en el extremo opuesto del mundo

Si bien es cierto que ya pasó la época en que las personas con conexión corriendo a velocidades vertiginosas solían tener una ventaja contundente, hay factores de conectividad que persisten y que generan condiciones desiguales para quienes juegan en línea. A pesar de que la tecnología de redes ha mejorado y que servicios como Xbox LIVE o PSN apuestan por mejorar constantemente la estabilidad en la transferencia de datos, la latencia nunca desaparecerá del todo.

Ping, pong, lag

Ese demonio llamado latencia, que se entromete en cada sesión de juego, va más allá de los confines del ciberespacio; de hecho, nunca se va, incluso si juegas solo. En esencia, se trata del tiempo que le toma a cada fragmento de la información pasar de un lugar a otro y de regreso, sean unos cuantos milímetros entre los componentes de la consola, metros de una computadora a otra dentro de la misma habitación, o miles de kilómetros a través de Internet. En términos del entretenimiento del pixel, mientras más tarde la respuesta –denominada ping–, menores serán tus oportunidades para actuar, lo que se traduce en una pobre experiencia de juego. Dicho de otro modo: sin importar tu habilidad, si la latencia está en tu contra, estás en desventaja.

Hay 3 circunstancias en las que se desarrolla el fenómeno de la latencia:

    Propagación. El traslado de la información varía con la distancia y la velocidad. Ambos están sustentados en múltiples factores externos, desde la calidad y el tipo de cableado hasta la cantidad de nodos. Así, en la fibra óptica la señal viaja a 67% de la velocidad de la luz; eso permite que un paquete de datos recorra los 5600 kilómetros entre Londres y Nueva York, en sólo 28 milisegundos (56 si los contamos la ida y vuelta). Los métodos inalámbricos suelen funcionar con mayor rapidez pero la interferencia provoca frecuentes interrupciones. Para minimizar los problemas de propagación, es necesario encontrar el recurso más veloz y la distancia más corta.
    Transmisión. Todo dispositivo que envía datos a través de una red, dígase modem, router o tarjeta de red, tiene una capacidad de transferencia limitada (por ejemplo, 10Mbit/seg). Si este recurso no tiene la potencia suficiente, no administra el tráfico de manera adecuada o en general, tiene problemas de desempeño, la latencia aumenta de manera considerable.
    Procesamiento. Al inicio de la cadena informática, al interior de la consola, hay un factor decisivo para evitar la latencia: la habilidad para procesar los datos. Un retraso puede originarse por mala comunicación entre procesador y RAM o porque el código del juego es deficiente.

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