Laberinto argumental
En esta actualidad de relevancia argumental, Metal Gear es virtuoso ejemplo de lo que puede ofrecer la industria del pixel en guiones de calidad y tramas intrincadas, aún si tal pedigrí cobró un excéntrico precio. La crónica envuelta sobre las aventuras de Snake se extiende por seis juegos que narran 40 años de eventos, y como si emulara un libro de historia, contiene tantos detalles y giros inesperados que en ocasiones se torna enredosa en exceso. Por ello, si perdiste la pista de quién es quien, nunca entendiste qué sucede (no te culpamos) o apenas estás sumergiéndote en la intriga de esta saga, te brindamos una breve guía para asimilar mejor la complejidad de esta franquicia bélica.
Mientras un sinnúmero de propuestas se limitan a contar la ficción sin preocuparse demasiado por vínculos entre juegos o secuelas, cada pieza de Metal Gear obedece a la semblanza de Snake, desde su origen, hasta que vence a los terribles conspiradores que buscan enterrar al mundo en caos; casi todos los juegos forman parte del rompecabezas y cada uno está vinculado con los demás de forma directa. Lo cautivador del concepto es que no se trata de un solo protagonista, la efigie de Snake queda plasmada en diferentes personajes, todos con su propio pasado y motivaciones. Para los no versados en la mitología serpentina, éste es el principal punto de confusión: quién es cada uno y cuál es su propósito dentro de la trama. Para dar con la respuesta, hace falta ir con la persona que inició esta avalancha de sucesos, sólo recuerda que estás a punto de conocer información confidencial revelada dentro de los juegos, no hay marcha atrás.
Libertad patriótica
Si Snake es el hilo conductor en la historia de Metal Gear, The Boss es el carrete. Heroína bélica y líder del más excepcional escuadrón que luchó en la Segunda Guerra Mundial, esta mujer fue el soldado más fiel y entregado a su nación que existió en la historia de Estados Unidos. Para su mala fortuna, el país al que tanto amor le profesaba vivía bajo el yugo de un grupo de conspiradores quienes en plena intención de sobajar los valores de libertad y democracia, pactaron un acuerdo con sus homólogos de Rusia y China para consolidar una fuerza política y económica incomparable; conocidos como los Filósofos, movían los hilos no sólo de su gobierno correspondiente, sino de aquel que creyeran conveniente para cumplir sus maquiavélicos propósitos.
Víctima de su propio fuego patriótico y sin tener consciencia del panorama completo, este grupo de control utilizó a The Boss como títere, sin que ella se percatara de la situación. Sin cuestionar las razones, la indómita espía ejecutaba infames operaciones con tal de cumplir su deber patriótico, mientras cada aspecto de su vida quedaba sujeto al dominio de sus superiores. Pero su devoción no la eximió de sacrificios, las órdenes la obligaron a asesinar al padre de su hijo, utilizar a sus camaradas como herramientas de combate y dejar a su vástago en manos de extraños. Como si no fuera suficiente, debió exponerse como traidora a su patria y criminal instigadora de crisis nucleares; para salvar a su nación era necesario morir sin honor y en manos de su discípulo predilecto.
Lucha sempiterna
En la mitología de Metal Gear, The Boss representa el patriotismo, y su alumno es su opuesto. A pesar de tener un talento nato para el combate y astucia sin igual, Naked Snake debe su experiencia y conocimientos a la guerrera que lo entrenó; pero The Boss era más que instructora, fue su mentora, su mejor amiga y única familia. Lamentablemente también era susceptible a los designios del gobierno y cuando su maestra fue arrastrada a oponerse a la Unión Americana, Naked Snake fue elegido para detenerla. Verdugo inconsciente, obedeció órdenes a pesar de su renuencia, acabando con la única persona que le importaba, sólo para darse cuenta de que ambos habían sido víctimas de una conspiración egoísta y corrupta de los gobernantes a quienes juraron lealtad.
Tras detener una crisis mundial, Naked Snake se convirtió en héroe condecorado con los más altos honores, y en una gran ironía, fue bautizado con el nuevo nombre clave Big Boss, lo que para él era una nimiedad, pues había perdido toda fe en los dirigentes de Estados Unidos. Al reconocer que para cada nación la realidad del soldado era fungir como herramienta desechable, inició un plan para poner solución definitiva a la constante injusticia. Su nueva posición de liderazgo frente a FOXHOUND le otorgó acceso a recursos ilimitados, incluida tecnología y algunos de los comandos más letales y exóticos disponibles en la época de los setenta. Durante una década trabajó su extenso esquema de subversión centrado en crear una nación militar independiente, reclutando huérfanos de guerra del Tercer Mundo para educarlos como soldados, pero dándole a cada uno su justo lugar de honor, librándolos de ser simples utensilios políticos. Para él, esta variación anárquica contrastaba con el control totalitario de la sociedad que expresaban los Patriotas como se autonombraron los Filósofos en la época de posguerra y su ideología de que cada individuo fuera libre.
En tanto las hojas de oliva se propagaban por el planeta y la paz se extendía, el sueño de Big Boss emergió como Outer Heaven, una nación de mercenarios situada en las junglas del sur de África que a pesar de su insignificante tamaño, imponía una terrible amenaza hacia el resto del mundo, ya que dentro de sus fronteras se desarrollaba el arma bélica más letal y eficiente conocida por el hombre. En todas sus versiones previas y variantes subsecuentes, Metal Gear fue el eslabón perdido entre el poder destructivo de artillería y movilidad de infantería; se trataba de un tanque todo terreno capaz de lanzar ataques nucleares de amplio espectro. El arsenal estaba dispuesto, era cuestión de tiempo antes de que ocurriera el ataque.
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