Dead Rising 3 Xbox One

Durante la presentación de Microsoft en gamescom disfrutamos distintos títulos. El primero fue el siempre brutal y sádico Dead Rising 3, una de las cartas fuertes de la ventana de lanzamiento de Xbox One.

Tomé el control de un caballero en armadura brillante —la partida ya estaba empezada— y me dispuse a destruir y aplastar los zombies que se acercaban. Rápidamente, descubrí que el título, en esencia, seguía siendo lo mismo: encontrar formas sádicas de acabar con oleada tras oleada de enemigos. El poder de Xbox One no se utilizó para exhibir un despliegue de poder gráfico, sino para mostrar muchos enemigos en pantalla. En cierta forma, la intención es similar a la del Dead Rising original, con el Xbox 360.

La intención del título es clara: mostrar tantos adversarios en pantalla como sea posible y otorgar al jugador muchísimas formas sádicas de destruirlos. Aunque la cantidad de rivales a veces es excesiva, pues el frame rate del título se reduce drásticamente, el efecto general es satisfactorio —en especial con ciertos combos de armas y vehículos.

Una de las características destacadas consiste en combinar distintos elementos para crear armas y vehículos inverosímiles. Por ejemplo, me paré en medio de una aplanadora y una motocicleta para armar una monstruosidad capaz de disparar fuego y aplastar enemigos. Pasar por encima de cientos de zombies o echarse en reversa escupiendo fuego fue increíble. Pocos títulos son capaces de reproducir esa emoción, aunque sin duda me hubiera gustado no sufrir por culpa de la velocidad de cuadros por segundo al ajustar la cámara en un escenario saturado de enemigos.

Además de la capacidad de combinar armas y vehículos, el personaje principal ganará puntos de experiencia que puedes cambiar por mejoras o actualizaciones: desde permitir que se mueva con mayor velocidad hasta soportar más daño. Estos puntos serán tu tesoro, pues con ellos se modifica la experiencia en el mejor sentido.

A fin de cuentas, Dead Rising 3 todavía necesita algo de trabajo —en especial el apartado técnico. El juego, como el primero de la franquicia, también constituye una prueba del poderío de la plataforma en la que se encuentra. Matar zombies es divertido y satisfactorio; aniquilar hordas sobre una aplanadora que dispara fuego unida a una motocicleta es un frenesí.