Hace algún tiempo, el co-fundador de Gearbox Software, Randy Pitchford, se refirió a su última propuesta, Battleborn, como la mayor apuesta hecha jamás por su estudio. "Hemos invertido más que en Borderlands 1 y 2 para Battleborn, y ni siquiera sabemos si tendrá éxito o no". Ante las desquiciadas ideas y diseños que su estudio estaba preparando para Battleborn, el propio Pitchford empezó a dudar de si el juego era una locura; sin embargo, pronto la competencia empezó a revelar propuestas más o menos similares, como es el caso de Law Breakers, de Cliff Bleszinski, con lo que, de alguna manera, la gente de Gearbox encontró la validación que buscaban: "Tenemos competencia", declaró Pitchford, "lo cual es un reto divertido. Pero también es cierto que esos tipos son inteligentes, y piensan que hay algo ahí. Tal vez no estamos locos: tal vez haya un fan para este tipo de juego". Después de trabajar casi cuatro años en este proyecto, los diseñadores de Gearbox están a la expectativa. Saben que Battleborn no puede fallar, y que han puesto en él todo su talento. Y se nota. Desde la cinemática inicial, una secuencia animada de alta calidad en la que los héroes de la última estrella del Universo se encuentran con la hermosa y fatal espía Deande, el jugador sabe que se encuentra ante un juego carismático, lleno de personalidad y estilo. Un equipo de héroes improbables, no siempre en armonía, luchan por salvar la última estrella del universo, todo al ritmo de un hip-hop que se mantiene cool a pesar de la frenética acción que se despliega ante nuestros ojos. ¿Qué no era un simple multiplayer? Error: Battleborn está pensado como un pequeño universo, un híbrido entre juego con campaña cooperativa en línea, e-sport y hasta split-screen local. Un juego a contracorriente, pero al mismo tiempo, en la vanguardia. Eso es Battleborne... ¿la apuesta tendrá éxito? Todavía no lo sabemos, pero sí sabemos algo: tiene corazón, tiene originalidad, tiene estilo. Pero echemos un vistazo más de cerca y comencemos con una de las cosas que definen a Battleborn: su historia.

A diferencia de gran parte de los shooters actuales, que han descartado tener una narrativa para concentrarse sólo en el multijugador, Battleborn apuesta por una campaña completa y carismática, que está organizada como una serie de televisión, en la que cada capítulo narra una parte de la lucha entre el perverso Rendain y los héroes de Battleborn. A través de cada episodio nos familiarizaremos con los personajes, conoceremos sus orígenes y veremos cómo los héroes del juego no son simples amigos de la Liga de la Justicia, sino un equipo lleno de diferencias que debe cooperar ante la inminente destrucción del universo. Por ejemplo, en el prólogo tenemos que reclutar a la hermosa y fatal Deande, la segunda al mando de Rendain que lo ha traicionado para restaurar el orden en el Imperio Jennerit. Sin embargo, la heroína encargada de la misión, Mellka, pertenece a la facción de los Eldrid, enemigos mortales de los Jennerit. El resultado es por supuesto una antipatía mutua, muchos sarcasmos y bastante desconfianza. Ni siquiera hay armonía dentro del equipo: el viejo senil Kleese, el estratega del equipo, siempre anda recordando a todos de las altas probabilidades de fracaso de las misiones, lo que hace que tanto el jugador como el héroe lo odiemos. Y así con los demás: Battleborn es básicamente un manicomio espacial, lleno de intriga, sorpresas y humor.

En cuanto a los modos de juego disponibles, la historia puede disfrutarse tanto en Solitario, enfrentando tú sólo a las fuerzas de los Varelsi, o en Cooperativo, buscando en línea varios compañeros para completar las misiones. Incluso podrás jugar de manera local en pantalla dividida para 2 jugadores en PS4 y Xbox One, lo que hace de Battleborn una grata excepción para el estándar de nuestra época. A pesar de que la campaña puede completarse con un sólo jugador, la verdad es que está hecha para disfrutarse en equipo, con un estilo que recuerda a Borderlands tanto por la intrusión constante de diálogos ingeniosos y sarcásticos como por el flujo de los eventos, en los que deberemos repeler oleadas de enemigos, armar robots gigantes para atacar fortalezas, enfrentar imponentes jefes o defender puntos de choque. Pero la campaña no está aislada del multijugador: ciertos items, mejoras e incluso héroes sólo están disponibles para los jugadores que terminen ciertas misiones del single player, una manera interesante de enlazar ambos aspectos de juego.

La originalidad de Battleborn no se agota en su excéntrica campaña. Battleborn intenta innovar también en la manera en que concebimos la competitividad en los fps contemporáneos, incorporando elementos del género rey de los e-sports actuales: el MOBA. Básicamente, el multijugador de Battleborn ofrece 3 tipos de partidas diferentes para 10 jugadores en equipos de 5 contra 5. El primer modo se llama Incursión. En él, los equipos de héroes tienen que defenderse de oleadas de enemigos controlados por la Inteligencia Artificial, mientras conducen a sus propios esbirros a la base enemiga para destruirla. Por supuesto, el elemento MOBA está presente en la cooperación entre héroes y esbirros para destruir la base rival, además del uso inteligente de habilidades, la cooperación y el dominio del mapa que debes alcanzar para hacerte con la victoria.

El segundo modo es el más tradicional en cierto modo: se llama Capturar, y consiste en luchas frenéticas estilo Rey de la Colina para capturar objetivos del mapa. Es un modo en el que los jugadores podrán poner a prueba el control y habilidades individuales de sus héroes, intentando superar a sus enemigos uno a uno. Una experiencia un poco más arcade y tradicional para aquellos que quieran familiarizarse con los héroes de Battleborn.

Por último, tenemos el más extraño y frenético de los modos de juego: Fusión. En él, los dos equipos tienen que guiar a sus esbirros hacia el centro del mapa, donde todos luchan a muerte. Cada esbirro que muera en el gran incinerador en el centro del mapa (una especie de ídolo tiki de los Mares del Sur), obtendrá un punto. El equipo que gane más puntos gana, ya sea por tiempo o por dominio del mapa. En este modo, la presencia de metralletas, que tienen hasta cierto punto el papel que las torretas que encuentras en un MOBA, definen la partida en términos de dominio del mapa. La clave para ganar aquí está en dominar las múltiples áreas del mapa y coordinar muy bien las funciones de tu equipo: lo que más importa es dominar el flujo de esbirros. Se trata del modo más frenético, una experiencia inusual y nueva para un first person shooter, pero sin duda es aquel que tiene más potencial para convertirse en una nueva especie de e-sport.

Battleborn es una experiencia insual. Un título arriesgado, alocado tanto por su diseño visual como por su experiencia de juego. Es un juego que busca desquiciar un poco la escena de un género que se ha vuelto repetitivo en los últimos años. Tampoco viene sólo: aparece en el momento en que diversos estudios y creadores bucan reinventar el género de primera persona. En efecto: muchos creadores y jugadores sienten que el fps se ha estancado, repitiendo por doquier fórmulas y narrativas. Ante esta situación, propuestas como Battleborn intentan no sólo revitalizar al shooter con la presencia de un guión inusual y un setting completamente desquiciado, sino incorporando mecánicas de otros géneros (en este caso, el MOBA) al mismo tiempo que se regresa a las raíces del género en otros aspectos.

Battleborn es algo inusual para esta nueva oleada de fps: incorpora campaña, modos e-sport, un guión sarcástico y mucho carisma. ¿Battleborn Tendrán éxito? ¿Los gamers sólo desean más de lo mismo? No lo sabemos. Pero se sienten bien estos nuevos aires para la industria. Algo que agite un poco los viejos estereotipos que han encasillado al fps y nos dé un vistazo a un futuro distinto. Y después de probarlo, podemos decirte que si Gearbox tenía nuestra curiosidad, ahora tienen nuestra atención. Una nueva dirección para los juegos de primera persona está a la vista.