Hace unos días, reportamos que la policía rusa había detenido a un joven llamado Ruslan Sokolovsky por jugar Pokémon GO en una iglesia. Desde entonces, el jugador ha recuperado la libertad, pero no por completo.
Originalmente, la policía planeaba mantener a Sokolovsky bajo custodia hasta noviembre, cuando se dará a conocer su sentencia. Sin embargo, el 8 de septiembre la corte ordenó que Sokolovsky pasara ese tiempo bajo arresto domiciliario.
De acuerdo con Amnesty.org, actualmente el joven vive en el departamento de su abogado porque no tiene una residencia fija en Ekaterimburgo, y no puede usar el teléfono o Internet.
Al parecer, Sokolovsky tampoco tiene derecho a comunicarse con otras personas, además de su abogado y el personal encargado de investigar el caso.
El jugador fue acusado de haber "incitado el odio y faltar el respeto a la dignidad humana". Si la corte decide que es culpable de estos cargos, Sokolovsky deberá pasar 5 años en prisión.
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