Después de una prohibición que duró 32 años, los juegos arcade son libres de regresar a la pequeña comunidad de Marshfield, Massachussetts, que los había dejado fuera de la ley desde 1983.
Según el pequeño pueblo, de inclinación conservadora, los jóvenes gastaban demasiado dinero en dichos aparatos, además de que atraían "elementos indeseables".
La ley fue contendida el mismo año en que fue aprobada, pero la suprema corte se negó a escuchar el caso. Lo mismo ocurrió en 1994 y 2011, pero hoy la regresiva legislación fue derrotada por 203 a 175 votos. Un poco tarde, pero es un triunfo de los videojuegos contra el prejuicio social.
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