Los mejores momentos de Hellsing.

He aquí los mejores momentos de Hellsing (en los mangas), o, mejor dicho, mis favoritos. Spoilers ahead.

La primera pelea entre Alucard y Anderson:

Porque nos dio la primera prueba de la invulnerabilidad de Alucard, al mostrarlo completamente destruido por un rival que aparece de la nada, y volviendo a la vida pocas páginas después. Porque nos dio el primer vistazo a ese loco violento y fanático religioso llamado Anderson (y sus múltiples apodos). Y porque en cierta forma nos deja saber que para los orientales el catolicismo es algo tan misterioso y místico como lo es para nosotros la religión budista.
Escala en el chingonómetro: 8.0

La invasión de los Hermanos Valentine:

Desde que la invasión empieza, un festín de muerte se despliega sin cesar, y la personalidad opuesta de los hermanitos Luke y Jan hace que en realidad te lleguen a simpatizar. El psicópata Jan tiene el carisma de un loco asesino a sueldo, y Luke sólo desea pelear contra Alucard y derrotarlo. A ambos se les da muerte, pero es difícil saber cuál de los dos muere de mejor manera. Mientras que Jan muere mostrándole el dedo a sus enemigos (¿referencia a Mad Max?), Luke es devorado por los poderes de Alucard. Cabe mencionar que después de verlo en acción, se da uno cuenta que Alucard es mucho más que un vampiro ordinario.

La versión en anime aumentó el nivel de violencia y víctimas, y agregó dos diálogos hilarantes de Jan: citando al clásico código Konami con metralletas y matando gente, y declarando sus planes en voz alta para la noche ( '¡Primero voy a violar a esa perra, luego la voy a matar, luego la violaré otra vez, luego me iré a casa, me masturbaré, y me iré a dormir!')
Escala en el chingonómetro: 9.5

Elevator Action:

Alucard es enviado a una misión en Brasil para averiguar más sobre la organización que está creando vampiros artificiales. Sin embargo, es emboscado por el ejército brasileño, que está controlado por Tubalcaín Alhambra, un chulo que al parecer le encanta la película El Rey del Barrio, de Tín Tán. Es entonces cuando somos testigos del gusto de Alucard por matar seres humanos, al enojarse porque un soldado se suicida antes de que el vampiro lo mate. Sobra decir que se arma una masacre cruel y sádica. Los soldados no pueden hacer nada en contra de esta criatura de la noche. El enfrentamiento termina con empalamientos y con un rápido duelo contra Tubalcaín, que tal vez no haya estado a la altura de las expectativas, pero eso es nada comparado con el placer de ver la naturaleza monstruosa de Alucard, y la manera en que lleva a cabo su misión de matar inocentes soldados sin remordimientos ni vacilación.

Mención aparte merece el hecho de que es el primer capítulo del manga llamado en honor a un videojuego, el Elevator Action de NES. A partir de éste, se incrementan los capítulos con nombres de videojuegos: Age of Empires, Ultima Online, D, Xanadú, Final Fantasy, Soldier of Fortune, Ogre Battle, Might and Magic, Castlevania, Warcraft...
Escala en el chingonómetro: 8.5

Final Fantasy:

No sé por qué chingados el dañado autor de este enfermo manga tituló así a estos capítulos, que muestran un genocidio en Londres. ¿Será que su "fantasía final" es la de armar un asesinato en masa? Independientemente de esto, no cabe duda que estas páginas son memorables; retratan la ambición horrenda del Mayor, de crear muerte y caos sólo por el placer de hacerlo. El arte oscurose llena de sangre negra que fluye como fuentes, con la muerte de hombres, mujeres y niños. Los vampiros no se conforman con matar, también denigran a los muertos, despedazando sus cuerpos y riéndose en una orgía de muerte.

Supongo que lo en que en verdad hace inolvidable a esta invasión, además de lo incómodo que es leerla, es esa sensación de que las cosas en verdad han arrancado en la historia, y de que no hay vuelta atrás: shit has hit the fan, la caja de Pandora se ha abierto, la guerra ha iniciado. También el hecho de que un acontecimiento así es más impactante en un manga.
Escala en el chingonómetro: 9.0

Seras Victoria bebe la sangre de Bernadotte:

Seras, quien siempre se había negado a beber sangre humana, se ve obligada a tomar la de su camarada Pip Bernadotte. Hasta ese momento, la sanguinaria Zorin Blitz les ha estado dando una paliza: ha acabado con casi todos los Wild Goose, excepto por dos o tres hombres, le ha cortado un brazo a Seras, la ha dejado ciega, y una ilusión ha hecho que recuerde el peor recuerdo de su vida (un trauma infantil que deja en vergüenza a la muerte de los padres de Bruce Wayne). Pero al beber la sangre, todo cambia, pues quien la ha convertido no es cualquier vampiro, sin el mismísimo Alucard, y sus verdaderos poderes vampíricos salen a flote. Acaba con ella en muy poco tiempo, y vuela rauda hacia el campo de batalla en Londres.

Esta escena es la culminación perfecta de la invasión a los cuarteles generales de Hellsing, una situación que va de mal en peor, hasta esa última y trágica victoria. Sin mencionar el nuevo look de Seras: no tiene sentido alguno, pero se ve genial.
Escala en el chingonómetro: 9.5

Vlad Tepes llega a Londres:

Sin duda alguna, desde la invasión de Hellsing hasta la llegada del joven Walter, la historia se convierte en un tour de force en donde cada momento supera al anterior. Llegué a sentirme abrumado por la eficacia, la magnificencia de los momentos épicos que estaba presenciando. Me caga usar la palabra "épico", pero no parece haber otra palabra que mejor describa lo que ocurre después de que Alucard llega a Londres.
En medio de los ejércitos de sus enemigos, Alucard hace lo que todo buen lacayo hace: pedir permiso a su ama de actuar. Integra le da carta blanca de hacer lo que le plazca. ¡Alucard usa todo su poder! Libera a las miles de almas que tiene dentro de sí, para crear su propio ejército que muy cabronamente acaba con todos sus enemigos. Sale a relucir su apariencia de Vlad Tepes, el Empalador, en su caballo negro que respira fuego. No hay palabras que hagan justicia a la escena. El arzobispo Maxwell lo identifica con su verdadero nombre: ¡Drácula! Lo vemos en el cénit de sus capacidades, nunca volveremos a verlo tan extraordinario, tan magnífico, como el Emperador de la Noche que es.

Escala en el chingonómetro: ¡Chingomil novecientos!

Anderson vs Alucard:

La última pelea entre el fanático religioso y el no-muerto destaca por dos cosas: por dramática y por ilógica. Anderson tiene ante sí la imposible tarea de acabar con su enemigo en su forma más poderosa. Si tuviera que pelear sólo contra él, ya sería una misión imposible, pero además tiene ese ejército invocado de ultratumba entre él y su adversario. Sin embargo, en el último momento llegan sus fieles achichincles, muchos de los cuales sacrifican su vida con tal de darle a su Maestro tan siquiera la oportunidad de llegar a Alucard. Cuando esto al fin ocurre, Anderson saca su carta del trinfo: uno de los clavos de Cristo, que al encajarlo en su pecho, lo convierten en un ser con el poder para terminar con el Vampiro. ¿Por qué no lo usó antes, y evitar así el sacrificio de sus compañeros? Sabe, pero vale vergas. La sensación de pelea estilo David vs Goliath ocasiona algo curioso: llegas a compadecer a Anderson, y hasta admirar su valor y determinación. Incluso llegas a sentir tristeza cuando al final es derrotado, y sus cenizas se esparcen en el viento.

Supongo que lo mejor de Hellsing termina junto con él. No es que lo que resta de la historia carezca de valor, es simplemente que no llega a despegar tanto como los acontecimientos anteriores. Además, las numerosas preguntas que exigían una respuesta que nunca llegó, son demasiadas, afectando a la experiencia. ¿Deberíamos condenar una obra de ficción porque su conclusión no estuvo a la altura de las expectativas? Aquí lo importante es el viaje, mas no el destino. Por eso yo nunca dejo de recomendar Hellsing.

Escala en el chingonómetro: 10.

Escala en el chingonómetro (mangas de Hellsing): 9.5