Los pilares míticos de UNCHARTED

La saga UNCHARTED ha echado mano de leyendas y mitos provenientes sobre todo de Asia y Arabia, uniéndolos con las figuras igualmente míticas de viajeros y cazadores de tesoros, tanto reales como ficticios. En este artículo haremos un breve repaso de tres mitos fundamentales para acercarnos a las aventuras de Nathan Drake: la flota perdida de Marco Polo, la legendaria ciudad de Shangri-la y la Atlántida de las Arenas, que conforma la búsqueda principal del tercer juego, Drake's Deception, que llegará a nuestros PS3 el primero de noviembre próximo.

Una flota perdida en el mar

En nuestros tiempos, tener acceso a toda clase de productos y servicios (incluso desde la comodidad de nuestras casas) es cada vez más sencillo; pensamos que en el pasado esto no ocurría así, pero la gente siempre ha necesitado artículos exóticos y fascinantes que apelen a su imaginación. Rutas de camellos iban y venían desde la India hasta los puertos del Mediterráneo y el norte de África, desde donde salían barcos y otras expediciones para llevar incienso, especias y otros objetos imposibles de producir en Europa y distribuirlos a todas las zonas del continente.

Uno de los grandes exploradores y también, a su modo, iniciador del comercio globalizado fue el navegante Marco Polo. Se supo de él solamente cuando fue apresado en Génova, al regresar de una estancia sumamente prolongada en China. En prisión dictó una obra que ha adoptado muchos nombres, y que se conoce ahora simplemente como Los viajes de Marco Polo.

En UNCHARTED 2: Among Thieves, Nate descubre que una flota de Marco Polo pudo haber tenido pistas sobre la ubicación de Shangri-la, un lugar mítico enterrado en las montañas del Tibet, las más altas del mundo, donde habría tesoros inimaginables. A finales del siglo XIII, Marco Polo salió de Italia con su padre a bordo de una flota con 18 barcos y 600 pasajeros. Según las crónicas, a su regreso tenía sólo una embarcación. La explicación histórica es que las naves fueron utilizadas en alguna campaña naval de Khubla Khan en su invasión a Japón; sin embargo, en UNCHARTED, vemos que Nate arma las piezas de un rompecabezas más complicado.

El Marco Polo histórico, que es indistinguible del Marco Polo mítico, pasó 17 años al servicio precisamente de Khubla Khan, que reinaba (por lo menos teóricamente) sobre el mayor imperio que la humanidad haya visto, extendido desde la costa este de China y Japón, al sur hasta India y al oeste hasta la Península arábiga y Persia.

En lo que toca a la flota perdida, mucho del tiempo durante el que el explorador estuvo en la corte del Khan cumpliendo misiones diplomáticas, sucedieron expediciones por tierra. Sería natural que la tripulación de los barcos se hubiera dispersado o que hubiesen vuelto a Europa a través de las caravanas que iban desde China, atravesando la India y Afganistán hasta Arabia y de ahí al Mediterráneo, por la famosa Ruta de la Seda.

Según la leyenda, Polo habría introducido a Europa inventos como la piñata, el espagueti (de los fideos chinos) o la pólvora, aunque los historiadores creen que su influencia fue más limitada y sazonada con grandes dosis de fantasía. Además, no fue el primer occidental en hacer contacto con las herméticas civilizaciones orientales: el Imperio Romano envió emisarios en su momento, y hay datos de exploradores chinos en cortes europeas mucho antes del nacimiento del navegante. Sin embargo, este hombre es especialmente relevante por la viveza y detalle de su relato: el más documentado, por lo menos. En su lecho de muerte, su familia le preguntó si era verdad todo lo que había narrado sobre sus viajes. "¡No he contado ni la mitad de lo que vi!", fue su respuesta.

Durante la estancia de Marco Polo en la corte del Khan, este le confió numerosas tareas diplomáticas y de reconocimiento, si hemos de creer en su relato. No es poco probable que entre estas le haya encomendado viajar a las montañas del Tibet, en los confines del sur del Imperio Mongol.

Una ciudad mental

Shangri-la (o Shambhala) es una legendaria localidad de la mitología tibetana relacionada con el budismo, diseñada para ser el hogar de los iluminados, es decir, de aquellos que han perfeccionado su espíritu. Aunque viajeros y aventureros han tratado de localizarla por siglos en el seno de las montañas inhóspitas de Nepal y el Tibet, la ciudad permanece esquiva. Incluso el actual Dalai Lama (líder espiritual y jefe del gobierno tibetano, desde el exilio) se refirió a ella en una ocasión, en 1985:

"Aunque aquellos con una afiliación especial puedan ser capaces de ir hasta allí a través de su conexión kármica, con todo, [Shangri-la] no es un lugar que pueda ser encontrado. Únicamente podemos decir que es una tierra pura, una tierra pura en la realidad humana. Y a menos que uno tenga el mérito y la verdadera asociación kármica, uno no puede llegar ahí."

A pesar de que Nate sostiene grandes combates en el Hotel Shangri-la, lo más probable es que la ciudad de los iluminados sea más bien una metáfora dentro del budismo tibetano: un sitio al que se accede a través de la meditación y la conciencia elevada --aunque tal vez la "conexión kármica" podría sustituir una buena conexión 3G en momentos de suma desesperación.

Para los budistas, Shangri-la será el hogar de un rey que saldrá con un gran ejército cuando el mundo lo necesite. Su nombre será Rudra Chakrin y su reinado inauguraría una nueva época de paz y prosperidad mundial. Lo que Nate encuentra en su viaje, sin embargo, es en lo que la leyenda de la mítica ciudad se ha convertido: una atracción turística y el nombre de muchos hoteles en todo el mundo además de cadenas de casinos. Nada que ver con la leyenda del Buda enseñando su doctrina a una multitud de bodhisatvas (conciencias superiores).