¿Qué motiva a que un superhéroe use su poder para ayudar a la gente en lugar de convertirse en tirano todopoderoso? Dos años atrás, inFAMOUS trató de explorar las implicaciones de este dilema con la historia de Cole McGrath, un electrizante paladín urbano –o villano, dependiendo de las decisiones tomadas– con interesante personalidad y mucho trasfondo en sus antecedentes, quien nos conducía por un mundo con desarrollo envolvente. En la secuela, el protagonista tiene más desafíos, una mayor responsabilidad, mejores poderes y una ciudad mucho más completa sin embargo, en sintonía con incontables segundas partes, el resultado parece apresurado y falto de enfoque. Pero al final, por muy contradictorio que parezca, sigue presentando una emocionante aventura.

El hilo argumental se hilvana inmediatamente después de la conclusión del juego anterior, partiendo de la revelación de Cole como la única esperanza de la humanidad ante la amenaza de un poderosa entidad conocida como La Bestia; en completa similitud a las películas de Terminator, esta información es enviada por el McGrath del futuro a su versión joven, aunque justo como le sucedió a John Connor, el destino era inevitable. Desatando una excitante batalla con momentos de combate aéreo, persecuciones peligrosas y daño masivo en cada toma, nuestro héroe enfrenta a la criatura dejando un rastro de muerte y destrucción que termina por devastar la recién liberada Empire City. Ante la inminente derrota, Cole decide huir y ahora la única alternativa de frenar al leviatán queda en manos de un científico que tiene la clave para amplificar las habilidades mutantes.

Eso nos lleva a la nueva locación en que se desarrolla la historia, New Marais. Esta ciudad está en un contexto completamente diferente al frívolo y gris escenario de la aventura anterior, transmitiendo una sensación pueblerina con varios matices que van desde pantanosas fincas, algunos condominios para dar el toque arquitectónico de verticalidad, hasta el clásico distrito rojo orientado a saciar las más bajas pasiones de los habitantes. Es la base para una ambientación más natural y reactiva al pasar de nuestro personaje, y para muestra basta mirar a los transeúntes levantando sus teléfonos celulares para fotografiar al excéntrico sujeto que decidió brincar entre azoteas y de cuyas manos emana electricidad.

Por esa razón es lamentable que inFAMOUS 2 se tope con la pesadilla de todos los mundos abiertos, la falta de ingenio para aprovechar su entorno tan vasto. Adicional a las misiones principales, no hay mucho que hacer en la ciudad, a lo que se suma lo inaccesible de ciertas áreas; es preocupante que con un repertorio tan extenso de poderes y habilidades, no puedas usarlos para interactuar más con el lugar. Y es que los juegos de superhéroes arrojan mejores resultados cuando hay libertad de exploración y los descubrimientos son divertidos. Si el talento de Cole con el parkour y su habilidad para deslizarse por cables de teléfono son un divertido recurso de transportación, es desconcertante que se incluyeran zonas sin cableado ni azoteas, obligándote a recorrerlas a pie, una perspectiva que arrebata toda la emoción de tener súper poderes. La atención al detalle es admirable, pero el cambio de jungla urbana a estériles ciénagas y edificaciones inundadas podía aprovecharse con mayor creatividad que un simple peligro a los poderes eléctricos de nuestro personaje.